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La fiscalía polaca registra otra vez el barco que ofrece la píldora abortiva

Los ginecólogos confían en empezar pronto sus clases de contracepción

Isabel Ferrer

La fiscalía y la aduana del puerto polaco de Wladyslawowo inspeccionaron ayer, de nuevo, el barco Langenort, fletado por la organización feminista holandesa Mujeres sobre las Olas. Está facultado por el Gobierno de los Países Bajos para ofrecer la píldora abortiva RU-486 en aguas internacionales a las mujeres que se encuentren dentro de las seis primeras semanas y media de gestación.

El de ayer es el segundo registro que efectúan las autoridades polacas desde el lunes y, según aseguró en conversación telefónica Rebecca Gomperts, la ginecóloga que viaja a bordo, todo estaba en regla. "Parece que podremos iniciar en breve nuestras jornadas educativas sobre la anticoncepción. De lo otro (la píldora abortiva) prefiero no hablar por si vulnero alguna ley polaca", añadió.

A pesar de su cautela y de que el medicamento en cuestión no puede siquiera ser mostrado en público mientras el buque permanezca atracado en Polonia, Gomperts no descartaba demandar a los grupos radicales que han lanzado piedras y huevos al barco desde que llegó el pasado fin de semana. "Este tipo de violencia y las amenazas que profieren también supone un delito en esta tierra", afirmó la ginecóloga.

Vigilado por guardias privados y con una policía, "que se muestra muy comprensiva y con afán de cooperar", en palabras de la médico, el grupo esperaba que se les permitieran trasladarse, tal vez hoy, a una zona del muelle de fácil acceso para las mujeres que requieran sus servicios. "No entraré en detalles, pero a las sesiones informativas pensamos añadir varias salidas fuera de aguas polacas con las personas que así lo deseen y tengan un pasaporte válido. Pensamos estar unas dos semanas. Veremos qué pasa".

Ecos en el Parlamento

Antes incluso de que la organización Mujeres sobre las Olas empiece a impartir clases sobre la contracepción, el eco de su presencia en Wladyslawowo, localidad cercana al puerto de Gdansk, ha llegado ya al Parlamento de Varsovia. Katarzyna Piekarska, presidenta socialdemócrata de la Comisión de Justicia y Derechos Humanos, solicitó ayer al fiscal nacional, Karol Napierski, que aclarara las actuaciones efectuadas en el barco por sus colegas portuarios. Tanto ella como la Federación Polaca para la Mujer y la Planificación Familiar, consideran que los registros del Langenort no están justificados porque no se había cometido delito alguno.

Los grupos católicos y antiabortistas han pedido, por el contrario, que se procese o encarcele a las feministas holandesas y que el barco sea confiscado. El obispo Tadeusz Pieronek, que dirige la Academia Papal en la ciudad de Cracovia, ha recordado a su vez que administrar una píldora abortiva supone un asesinato, "aunque ocurra en aguas internacionales".

El barco sólo puede obrar de esta manera en alta mar. Polonia anuló hace una década las permisivas leyes del aborto aprobadas en la época comunista. Ahora sólo se autoriza la interrupción de la gestación cuando está en peligro la vida de la madre, cuando el bebé presente malformaciones graves o el embarazo sea el resultado de una violación.

Para organizaciones feministas como la Federación para la Planificación Familiar, que cursó la invitación al grupo holandés Mujeres sobre las Olas para iniciar el presente viaje, la interrupción del embarazo debería permitirse también por motivos sociales.

Sólo así podría evitarse que la cifra de las interrupciones ilegales (unas 200.000 al año) supere con creces las cerca de 150 anuales efectuadas conforme a la ley.

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