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Entrevista:JOSÉ BORRELL, DIEGO LÓPEZ GARRIDO y CARLOS CARNERO | Diputados españoles

"Con la futura Constitución de la UE ganan los europeístas y pierden los euroescépticos"

Carlos Yárnoz

José Borrell, Diego López Garrido y Carlos Carnero son los tres dirigentes del PSOE que han participado en la Convención que ha hecho el primer proyecto de Constitución para Europa. Los dos primeros en representación del Parlamento español y el tercero de la Eurocámara. Los tres destacan los logros del texto, pero también explican en esta charla las carencias.

Pregunta. ¿Cómo valoran el proyecto?

José Borrell. La valoración global es positiva, aunque tenga carencias en materia de gobierno económico y construcción de la Europa social.

Diego López Garrido. Los europeístas ganan y los euroescépticos pierden.

Carlos Carnero. Por primera vez, se recogen la democracia y los derechos de los ciudadanos a nivel europeo, al ampliar extraordinariamente los poderes del Parlamento europeo como institución directamente elegida por la gente e incluir la carta de derechos fundamentales. Ése es el hilo conductor, la idea entusiasmante. Así, el método y la propuesta de la Convención han puesto fin a una larga época de despotismo ilustrado.

P. ¿Confiaban al comenzar la Convención que acabaría sus trabajos con un proyecto completo de Constitución?

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J. B. Nadie lo imaginaba, pero ha sido posible gracias al método elegido. Una Conferencia Intergubernamental no lo hubiera logrado nunca.

D. L. G. El gran problema de Europa en 50 años es que ha sido un proyecto burocrático y elitista. Ahora tenemos un texto constitucional legible, accesible, al menos los 50 primeros artículos.

C. C. Todo esto tiene más mérito porque se ha hecho en medio de la grave crisis en Europa a raíz de la guerra de Irak. Y, además, aunque no se cite la palabra, confirma la orientación federal de Europa. Y se mantiene el principio de cohesión territorial, que para España era fundamental.

P. Los sondeos en España indican que el desconocimiento es muy elevado.

J. B. No son temas que susciten pasiones. Pero es una muestra más del alejamiento de los ciudadanos ante una construcción europea hecha por los Gobiernos. Pero los españoles, y así lo demuestran esos sondeos, están a favor de una Constitución europea. Los problemas que preocupan a la gente no pueden tener soluciones nacionales. Pensemos en la inmigración. El debate se traslada a nivel supranacional y la Constitución lo hace.

D. L. G. En España la gente se interesará porque habrá un referéndum, que es lo que el PSOE propuso en septiembre y lo que el Gobierno ha aceptado al final.

C. C. La gente quiere una Constitución europea porque quiere tener una política exterior común y una política de seguridad común. España ha sido europeísta por definición.

P. ¿Qué le falta al proyecto?

D. L. G. Yo destacaría como carencia el mantenimiento del derecho al veto en fiscalidad, política exterior, defensa y política social. Pero también que no ha sido un debate entre izquierda y derecha,sino sobre todo entre europeístas y no europeístas.

P. ¿Cómo han visto la participación del Gobierno español?

C. C. Se ha movido desde la pasividad inicial a las alianzas reticentes. Han obstruido iniciativas sobre el Gobierno económico, presentaron con Estonia y Reino Unido una contribución que elevaba el decretazo a nivel europeo, se opuso al Consejo Legislativo... El Gobierno español no tiene un proyecto europeo y, cuando lo tiene, es euroescéptico.

J. B. En el debate sobre la herencia religiosa el Gobierno español ha tenido una posición muy parecida a la de Polonia. Los socialistas españoles hemos defendido que el proyecto europeo siga siendo laico. Claro que el cristianismo está presente en la historia de Europa, pero las referencias no son gratuitas.

P. La mayor batalla del Gobierno español ha sido contra el nuevo sistema de voto que propone el proyecto constitucional.

J. B. Cada país tendrá un peso más equivalente a su peso demográfico. El sistema es más razonable y democrático.

D. L. G. El Gobierno ha actuado como un Gobierno nacionalista preocupado por el poder de voto. Se ha aliado con el Reino Unido, que es el peor socio en temas europeístas, y así le ha ido. Ha salido como perdedor y ha hecho ostentación de perdedor.

P. A España le preocupa tener más difícil el lograr minorías de bloqueo.

D. L. G. Es su preocupación: a ver cómo puedo bloquear. Pero la nueva fórmula es para que se decida de forma más fácil, no para que se bloquee más fácil.

C. C. Por primera vez, a España se le coloca en la UE en el cesto de los países que bloquean. España había ganado peso por su capacidad de presentar propuestas, pero el Gobierno del PP sólo habla ahora de cómo bloquear propuestas de los demás.

P. ¿Qué capacidad de maniobra tendrá en la CIG?

J. B. Podrá conseguir una revisión del repartos de escaños en el Parlamento, pero no podrá bloquear el paso al sistema de la doble mayoría. Y a los Gobiernos les resultará muy difícil romper el consenso alcanzado.

P. ¿Cuáles han sido sus aportaciones más destacadas?

D. L. G. El 90% de lo que incluimos en nuestro documento de septiembre está recogido en la Constitución: una Constitución, la Carta de Derechos vinculante, una separación de poderes más clara, un presidente estable en el Consejo Europeo, la iniciativa legislativa popular, la desaparición del veto en muchas materias...

C. C. Y apostamos por el espacio de libertad, seguridad y justicia.

J. B. En política social y económica hicimos propuestas más federalizantes y ahí no hemos llegado donde queríamos.

D. L. G. Esta Constitución es imprescindible para responder al gran reto de Europa en el siglo XXI: la ampliación.

De izquierda a derecha, José Borrell, Diego López Garrido y Carlos Carnero.
De izquierda a derecha, José Borrell, Diego López Garrido y Carlos Carnero.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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