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El presidente de AVE alerta sobre la debilidad de las 'pymes' ante los retos de la economía

Pons apela al papel de las empresas grandes como "motor del sistema de innovación"

Francisco Pons, presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), alertó ayer sobre las "debilidades" del tejido empresarial valenciano, capaz de "mantener el ritmo", pero incapaz de liderar el crecimiento de regiones del entorno. Y apuntó como primera debilidad el tamaño de las empresas, que restringe sus posibilidades de invertir en innovación tecnológica, de afrontar posibles inversiones en el extranjero o de flexibilizar sus sistemas gerenciales. Como alternativa al tamaño, Pons apostó por los distritos industriales frente a empresas diseminadas.

Francisco Pons ofreció su primera conferencia pública desde que asumió la presidencia de AVE, un selecto grupo de 65 empresarios valencianos, ante un auditorio estrictamente financiero y empresarial. Y presentó con elegancia y suavidad un diagnóstico demoledor de la economía valenciana, sobre todo, de la "vieja economía".

Pons recordó que el 90% de las empresas valencianas tienen menos de seis trabajadores. Y que el 99% tienen menos de 60. Admitió que la cantidad de empresas, su proliferación y, en la mayoría de los casos, su corta vida, "genera un ambiente propicio que es positivo". Un fondo de actividad sobre el que afloran muchas iniciativas.

Sin embargo, el escaso volumen de la inmensa mayoría de las empresas valencianas provoca carencias en "la formación del personal", en el "nivel tecnológico" de la industria y en la "calidad de los servicios" que ofrece y reciben. El tamaño, además, anula las posibilidades de competir a través de la "internacionalización" de su actividad o las redes comerciales de los pequeños industriales.

Pons también citó el carácter "diseminado" del tejido empresarial valenciano como otra debilidad de fondo y apostó decididamente por los "distritos industriales", "esenciales para ganar proyección exterior". Defendió la concentración como una alternativa para combatir el escaso volumen a través de la consolidación de la "marca".

Pero, sobre todo, sugirió que es necesario consolidar sólidos grupos empresariales que asuman el compromiso territorial de mantener sus sedes sociales en la Comunidad Valenciana.

El presidente de AVE tuvo que apuntar que "no se trata de oponer grande contra pequeño sino de complementar" porque por momentos daba la impresión de estar reclamando un protagonismo excesivo de los empresarios a los que representa, en su mayoría titulares de las escasas grandes empresas valencianas.

Pons explicó que hacen falta "campeones en cada sector", que muy bien pueden ser microempresas, pero se centró en las ventajas de los grandes grupos, capaces de apoyar la presencia internacional, de invertir en investigación científica y "mucho más exigentes en capacidades gerenciales". "Hacen falta grandes empresas como motor de un sólido sistema de innovación tecnológica", siguió. Un sistema que debe conjugar las necesidades de la empresa con la investigación para garantizar la transferencia tecnológica.

Otras ventajas de tales grupos es su capacidad de influencia a la hora de reclamar inversiones en infraestructuras y movilizar a la opinión pública contra los retrasos de los compromisos.

Pons recalcó que las empresas punteras, además, deben empeñar sus esfuerzos en la "generación de valor", en los beneficios de la "sociedad de la información", en general, en una "nueva economía". Una posición que condena a toda una serie de sectores tradicionales de la economía valenciana que requieren mano de obra intensiva y cuyos "salarios no son altos", deslizó Pons.

El diagnóstico del representante de los grandes patronos coincide con el análisis presentado ayer por CCOO sobre la situación de varios sectores tradicionales. Pero la solución es otra. Mientras el sindicato pide inversiones públicas para salvarlos, Pons resumió con diplomacia que "hay sectores que necesitan reordenarse".

Más allá de la acumulación de masa crítica para afianzar el futuro de las empresas valencianas, Pons formuló el mismo concepto en términos territoriales. Apuntó la importancia del "efecto sede" como atractivo para otras compañías y apostó por una nueva perspectiva metropolitana del conjunto de España. "La tiranía de la disyuntiva entre Madrid y Barcelona", explicó, arrincona a los valencianos. Y sugirió que debe concebirse un nuevo modelo de cooperación que se extienda desde Madrid y Barcelona al "conjunto del sistema de ciudades" de la Comunidad Valenciana, una zona de altísima densidad demográfica.

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