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Las personas en situación de exclusión social aumentan un 30%

Cáritas pide que se "aligere la burocracia" de las ayudas oficiales

Uno de los térmometros que miden la evolución de la pobreza y la exclusión social -los balances de Cáritas Diocesana- indican que cada vez son más las personas que se ven obligadas a recurrir a las ayudas de esta organización dependiente de la Iglesia católica debido a sus acuciantes necesidades económicas, su dificultad para encontrar trabajo y la necesidad de resolver otros problemas sociosanitarios. Cáritas atendió el año pasado a 8.844 personas (un 30% más que en 2001) en toda Vizcaya y, en Álava, a 3.610 (un 9% más). La delegación vizcaína presentó ayer su informe anual y la alavesa, anteayer.

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"Existen demasiadas personas y familias que, pese a la bonanza [económica] general, no pueden vivir con el bienestar al que tienen derecho", resaltó ayer el presidente de Cáritas en Vizcaya, Fernando Huarte, en la presentación el balance de sus actividades en 2002. La prueba de que "cada vez hay más gente desprotegida" es que la cantidad de personas atendidas por esta ONG en Vizcaya aumentó el año pasado un 30% respecto al año anterior. Entre 2000 y 2001 ya hubo otro incremento significativo del 23%. Los perceptores de las ayudas se reparten a partes iguales entre mujeres y hombres.

Entre los desfavorecidos, cada vez son más numerosos los "nuevos excluidos", los inmigrantes extracomunitarios y las personas mayores. Los responsables de Cáritas subrayaron que seis de cada diez personas atendidas (el 62%) demandaban por primera vez ayuda de la entidad. Por el contrario, sólo el 20% recibe asistencia desde hace más de dos años.

Los inmigrantes procedentes de países de fuera de la Unión Europea también han aumentado de manera significativa entre los perceptores de las diversas ayudas: el año pasado eran el 44% de los atendidos (siete de cada diez de estos se encuentran en situación irregular y casi la mitad son latinoamericanos), un 34% en 2001 y un 17% en 2000. "Los extranjeros suelen acudir a nosotros para que les demos un primer empujón y luego ya se suelen insertar [socialmente] a través del trabajo o la formación", explicó la coordinadora de intervención de Cáritas, Elixabete Elordi. La entidad les ayuda a formarse y les pone en contacto con empleadores para que, con una oferta de trabajo en firme, puedan al menos intentar obtener documentación, señaló Elordi.

Exceso de burocracia

Los programas de acción social de base, los dirigidos a las personas sin techo y los de empleo son los que tuvieron más usuarios diferentes en 2002. El informe anual califica de "especialmente sangrante" la situación que se ha creado ante la "escasez" de fondos destinados por la Administración a las Ayudas de Emergencia Social (AES), dirigidas a cubrir necesidades apremiantes de alimentación, vestido o vivienda. Cáritas de Vizcaya ayudó el pasado año con un total de 1,1 millones de euros a 1.571 familias que "no tienen derecho a la renta básica, que por dificultades burocráticas la han perdido, que la están tramitando o que están a la espera de cobrar atrasos". Por eso reclama a las instituciones que "aligeren la burocracia".

El director de la delegación Vizcaína de Cáritas afirmó que "hace falta dar una respuesta estructural [a estas necesidades urgentes], porque con las ayudas económicas no basta". Huarte reclamó a los políticos que adopten "políticas sociales más avanzadas" y "nuevas medidas legales" para frenar lo que calificó como "la hemorragia de la pobreza".

En los programas de formación en Vizcaya participaron 259 personas, de las que 190 concluyeron los cursos. En Álava, 299 personas participaron en cursos de inserción laboral de Cáritas .

El colectivo de las personas sin hogar -"no es sólo no tener casa, es no tener vínculos, ni familia, ni amigos", precisaron- y el de las personas que se encuentran excluidas del mercado laboral ordinario son otros de los grupos que han aumentado.

Los responsables de Cáritas se declararon satisfechos con la marcha de su, inicialmente polémico, centro de baja exigencia para drogodependientes en Bilbao, Hontza, que acogió a 239 usuarios. Durante 2002, Cáritas abrió un centro para atender a toxicómanos que padecen enfermedades mentales. Fue una de las novedades, junto a las sesiones informativas para inmigrantes o la creación de grupos interculturales en barrios "para compartir experiencias".

Cáritas de Vizcaya el pasado año en Vizcaya 7,4 millones de euros y la de Álava, 1,5 millones. La primera tiene 1.798 voluntarios y la segunda, 893. Los responsables de ambas destacaron que aumenta la demanda de ayudas pero no sus recursos. De ellos, tres cuartas partes proceden de fondos propios y el resto son subvenciones.

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