Aznar recuerda a Zapatero que Tamayo y Sáez le ayudaron a ser secretario general
El líder socialista insinúa en el Congreso que tiene datos contra el PP en el conflicto de Madrid
De tarde en tarde, el hemiciclo del Congreso huele a sangre. Política, por supuesto. Se olfateó ayer, después de que el líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, pidiese al presidente José María Aznar que "tenga calma, tenga paciencia, tenga tranquilidad", como avisándole de que algo cambiará el curso de la torrentera que ha provocado la deserción de dos diputados socialistas en la Asamblea de Madrid. No hubo espera que valga; Aznar se abalanzó sobre Zapatero y disparó a tenazón; le exigió que explicase "cómo esas personas le ayudaron a ser secretario general de su partido", y eso sólo "para empezar".
Lo cierto es que el programa que se había anunciado para la tarde de control parlamentario era un poco rarito. El líder de IU, Gaspar Llamazares, iba como telonero pero con papel principal en el reparto, porque le preguntaba a Aznar, directamente, por la cosa, o sea por el formidable follón de la autonomía madrileña. Zapatero, en cambio, preguntaba por la seguridad ciudadana en Madrid. Nada que ver, en principio, con la que está cayendo.
Llamazares salió al escenario y declamó lo que se esperaba: "Señor presidente, ¿por qué su Gobierno no contribuye al cumplimiento del pacto antitransfuguismo en la Comunidad de Madrid?". Pero resulta que, a mediodía, se había conocido la carta que Eduardo Tamayo, en nombre propio y de su compañera Teresa Sáez, había enviado al Parlamento regional, solemnizando que votarán al candidato socialista Rafael Simancas para presidir la comunidad.
Con esta carta en la mano, Aznar lanzó el órdago a la primera: "Como quiera que ya se sabe y se conoce públicamente y por escrito a quién desean votar los diputados tránsfugas, espero que su señoría se retracte de todas y cada una de las acusaciones que ha hecho".
Llamazares le pidió que no se lavase las manos y le formuló una serie de propuestas para que entre todas las fuerzas políticas traten de enderezar el entuerto. Aznar siguió a lo suyo y le replicó que lo único que queda claro en su opinión es que "no estamos más que ante luchas entre sectas o entre clanes de un partido que no es el PP". Aquí empezaron las referencias al PSOE de manera que Aznar se dedicó a patear -dialécticamente- a Llamazares pero en el culo de Zapatero: "Allá cada cual lo que hayan acordado en tiempos anteriores con estos señores y allá cada cual con lo que hayan prometido a estos señores". Y siguió: "Ha quedado muy claro que son otros los que tienen que dar explicaciones. Y ahora esas basuras, esos despojos", en lo que pareció un calificativo para los dos diputados socialistas, "ustedes dirán qué van a hacer con ellos. ¡Menuda alternativa la que van a presentar al país!".
Tan fuerte había sido el vapuleo que cuando llegó el turno de Zapatero para preguntar por la seguridad ciudadana en Madrid, el líder socialista empezó así: "Señor Aznar, ya que se ha hecho alguna referencia en la pregunta anterior, simplemente le ruego que tenga un poco de paciencia; un poco de paciencia hasta que se conozca el alcance de lo que ha sucedido debería ser la actitud más razonable". Se entendió que insinuaba que algo sabe y algo se guarda que afecta al PP y siguió con la inseguridad ciudadana.
Aznar le replicó que en lo que va de año la delincuencia ha bajado el 1,2% en la capital pero quedó claro que no le interesaba mucho el asunto porque se lanzó en tromba contra Zapatero para que explicase si "mantiene que lo que ha ocurrido en Madrid es un golpe antidemocrático para evitar que PSOE e IU gobiernen y en favor del PP". El líder socialista volvió al tono crítico pidiendo calma y, además, le recordó a Aznar que "de momento" es él quien pregunta al Gobierno y no al revés.
Aznar, además de recordar a Zapatero que los diputados socialistas implicados en el escándalo le apoyaron para conseguir la secretaría general del PSOE, le espetó que "no le hacen caso en Madrid, ni en Navarra, ni en Cataluña, ni en San Sebastián", en referencia a episodios de voto tras las municipales y posturas políticas que parecen apartarse de las directrices dictadas desde la dirección del PSOE.
La irritación en los escaños socialistas fue formidable. Para rematar, Aznar le reprochó a Zapatero que "su preocupación por la seguridad ciudadana es votar en contra de la prisión provisional, del endurecimiento de penas para reincidentes y en contra de que se expulse a extranjeros delincuentes de España". El alborozo en los bancos del PP fue notable. Ya en el pasillo, Zapatero mantuvo el tono de suspense y ante los periodistas dijo que "alguien ha ido a buscar una cosa y se va a encontrar con otra muy distinta" y que "el que se va a tener que contestar a muchas cosas es el presidente del Gobierno".
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