El Reina Sofía refleja con 400 piezas las raíces y el impulso de la moda española
Tres gloriosos fortuny que pertenecieron a Oona O'Neil (cedidos por su hija Geraldine Chaplin); a pocos metros, las rudimentarias botas Chirucas, y un poco más allá, el abrigo mosaico de uno de los pocos diseñadores españoles que hoy tienen proyección internacional, Miguel Adrover.