La nueva contabilidad endurece la participación industrial de la banca
La UE unifica y "reorganiza" los actuales criterios contables
Las entidades financieras tendrán que poseer al menos el 20% de una empresa para poder contabilizar los beneficios que obtenga por esa participación en sus cuentas de resultados. Hasta la fecha, la limitación está en el 3%. Las Normas Internacionales de Contabilidad (IAS, en inglés), obligatorias desde 2005, endurecen significativamente la relación entre banca y empresas y puede abrir un camino para vender participaciones.
La nueva IAS, que pretende armonizar la contabilidad en toda la UE, ya se ha convertido en un quebradero de cabeza para los directores financieros de bancos y cajas de ahorros y su aplicación puede reorientar la estrategia de muchas entidades. Desde hace unos meses, mantienen reuniones periódicas con representantes del Banco de España para analizar cuál será el impacto en sus sistemas contables.
Aunque todavía no se ha llegado a un acuerdo definitivo en el comité contable de la UE, se dan por seguro tres modificaciones que afectarán a la puesta en equivalencia; la valoración mensual, según la Bolsa, de las participaciones en sociedades y la contabilización de los fondos de comercio.
Una de las medidas más significativas será el endurecimiento de la puesta en equivalencia (una norma que permite a las entidades financieras apuntarse los beneficios proporcionales a la participación que tiene siempre que sea superior al 3%). En el futuro, para anotarse los resultados de la participada se exigirá controlar el 20% del capital o tener una influencia significativa en la gestión, a través de un número relevante de consejeros, cuestión que puede tener colusión con la nueva normativa de OPA que obliga a lanzar una oferta siempre que se demuestre que puede tener el control de una sociedad.
El Banco de España deberá concretar lo que es "influencia en la gestión", pero algunas entidades confían en que si se controla más del 5% del capital de una empresa cotizada o se tiene más de un consejero, la institución supervisora permita seguir anotando los resultados por puesta en equivalencia.
La situación no es baladí porque tanto las grandes entidades como las cajas medianas, se han dedicado a comprar acciones para reforzar sus resultados con los beneficios de las más grandes empresas, ahora que han caído los márgenes del negocio. Otro cambio radical será que las inversiones de bancos o cajas en empresas cotizadas, que no estén incluidas por puesta en equivalencia, se deberán valorar cada mes en referencia a la evolución bursátil de la compañía. Si la inversión se deprecia, se descontará de los recursos propios en cuanto al cálculo de los ratios de solvencia y si mejora, su sumarán.
"No cabe duda que puede introducir volatilidad a las cuentas de resultados, con la actual situación de los mercados", indica un ejecutivo de un gran banco, "lo que desanima a mantener inversiones industriales". La Caixa ya está repensado la estrategia de su gran grupo industrial.
La parte positiva será que los fondos de comercio, que expresan la diferencia entre lo que paga el comprador y el valor en libros de lo adquirido, no se deberán amortizar si la participada no contabiliza por puesta en equivalencia. Se valorarán los fondos de comercio una vez al año.
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