El PSC promete invertir 54.000 millones de euros en infraestructuras

Pasqual Maragall presentó ayer su compromiso de gobierno en infraestructuras: 17 propuestas para realizar en un plazo máximo de 15 años, con una inversión global de 54.000 millones de euros (nueve billones de las antiguas pesetas). Los proyectos dibujan un mapa de Cataluña relacionada "en plano de igualdad" con los vecinos de Valencia, Aragón y el sur de Francia hasta formar una eurorregión de 17 millones de habitantes.

Cataluña necesita un proyecto global de territorio. Lo llamativo es que un Gobierno que se dice nacionalista no lo haya tenido durante 23 años. Lo dijo ayer Maragall en la presentación del compromiso de gobierno en infraestructuras. Un compromiso de inversiones (54.000 millones de euros) que permita dibujar un país equilibrado interiormente y en armonía con sus vecinos.

Las redes de infraestructuras han sido dibujadas en un mapa en el que, como primera medida, se han marcado los espacios reservados donde no se puede ni se debe construir. A partir de ahí se han trazado las carreteras, las vías ferroviarias, las redes eléctricas y de distribución de gas, las telemáticas. Se han ubicado los espacios logísticos relacionados con los puertos y aeropuertos.

Se trata de un territorio con una masa crítica mínima de 17 millones de habitantes, localizado a partir de un radio hipotético de 350 kilómetros con centro en Barcelona. Un territorio que, por población e industria, es la tercera región europea. "Tenemos necesidad de superar el ámbito de los seis millones de habitantes", explicaron Maragall y el consejero de Política Territorial del gobierno socialista en la sombra, Manel Nadal, uno de los autores de la propuesta.

Cataluña, en la visión de los socialistas, es un país con siete veguerías, que sólo sobrevivirán si disponen de vías para los movimientos en el interior y con el exterior. Forma la parte central del corredor mediterráneo, un espacio en declive tras la pérdida de centralidad del Mediterráneo, pero que vuelve a tener futuro. De hecho, explicó Maragall, es el segundo corredor de Europa. El primero es el Londres-Milán.

Este corredor tiene hoy dos graves problemas en carreteras: la Nacional II y la Nacional 340 están saturadas al norte de Barcelona. La solución, sostuvieron Nadal y Maragall, es reformarlas. La primera se desvía por Lleida hacia el Eix Transversal y a la segunda se la hace coincidir con el Eje del Ebro para llevarla por el interior hacia el mismo eje. Esto exige la conversión del Eix Transversal en una verdadera autopista desdoblada y la conversión de la N-340 en una autovía potente desde Almería hasta Cataluña.

Tasa para camiones

Nadal precisó que el Partit dels Socialistes (PSC) es partidario de imponer una tasa a las mercancías transportadas por camión, aunque la solución debe ser adoptada en el conjunto de la Unión Europea. Esta tasa no es sólo recaudatoria, tiene como principal objetivo disuadir del uso de la carretera y potenciar el transporte de mercancías por ferrocarril. Obviamente, en paralelo hay que adecuar la red ferroviaria para que funcione a efectos de las mercancías. En principio, precisó Nadal, no parece que la red de alta velocidad esté pensada para mercancías. No lo está, desde luego, entre Lleida y Barcelona y habrá que ver lo que ocurre en el tramo Valencia-Barcelona y en el que vaya de Barcelona hasta la frontera.

La red diseñada por los socialistas prevé la creación de una especie de eje transversal ferroviario de uso mixto que enlaza las poblaciones del interior, desde Lleida a Tàrrega, Manresa, Vic, Olot y Figueres.

La importancia del corredor mediterráneo no debe llevar a nadie a pensar que ahí se acaban los intereses de Cataluña. Al contrario, este eje debe contar con desarrollo hacia las zonas de intercambio regular: el norte de España, pero también Madrid y la zona de Toulouse y Burdeos. Y es que, dijo Maragall, hay que partir de una evidencia: "La futura Europa de las regiones es más que la mera suma de las regiones actuales", ya que los territorios se solapan y la relación de Aragón con Cataluña no impide que aquella comunidad tenga sus propios vínculos con Navarra.

En materia de agua, Nadal fue tajante: no al trasvase del Ebro. En su opinión, Cataluña tiene recursos suficientes para abastecerse. Para ello se prevé la construcción de tres desaladoras, interconexiones de cuencas, en especial la del Ebro con las cuencas internas (Llobregat y Ter), el tratamiento de los acuíferos y la reutilización. Con esto se obtienen, dijo, los 290 hectómetros cúbicos anuales necesarios.