Siglo XXI cumple 35 años en España y mantiene su línea progresista y de izquierdas
El editor Faustino Lastra cree que todavía no se ha revitalizado el ensayo en España
Son 35 años en las barricadas, teñidos de compromiso, intención y con la armadura del pensamiento resistiendo los golpes. La editorial Siglo XXI, una ventana por la que, según Javier Abasolo, su responsable durante 15 años, "entró el pensamiento mundial más progresista al ámbito hispanoamericano", cumple tres décadas y media con 1.500 títulos. Faustino Lastra, su actual responsable, no se separa un ápice de la línea que han marcado siempre. "Seguimos siendo una editorial de libros progresistas y de izquierdas", asegura. Y también se lamenta de algo: "El ensayo en España sigue sin revitalizarse".
El primer libro que sacaron fue Tribunal Russell. Sesiones de Estocolmo y
Roskilde, un detallado memorándum del horror y la tortura en la guerra de Vietnam. Nadie podía decir que este grupo de editores que aún hoy se jactan de haber trabajado "en equipo", dice Abasolo, no avisaban de sus intenciones. Tampoco ellos, más jóvenes, creyentes, progresistas, revolucionarios, que habían reunido el primer capital -ocho millones y medio de pesetas- entre intelectuales, artistas, pensadores, agitadores del rojerío clandestino y comprometido, creían que 35 años después iba a seguir siendo necesario denunciar atrocidades. "Las de la guerra de Irak, sin ir más lejos, o la represión de su régimen", recuerda Abasolo, ya retirado, pero cerebro del proyecto en los años ochenta y noventa.
"Hay que resistir, hoy más incluso que en los años sesenta y setenta", dice Faustino Lastra
Entre aquellos fundadores estaba Javier Pradera. "Queríamos hacer una editorial marxista-leninista, drástica y ortodoxa a ultranza", recuerda Pradera, a quien Abasolo reivindica hoy como una de las personas más decisivas en los primeros años de la editorial. Pradera rememora que aquellos años eran propicios para el caldo de cultivo más comprometido, pero que todo se borró de golpe. "El ensayo de izquierdas fue negocio en los años setenta, pero, de repente, se acabó, de un día para otro".
Pero aquello no ha sido razón para parar el tren. Hoy es el día en que Faustino Lastra, a sus 85 años, sigue al pie de la barricada, con las riendas de la editorial, que continúa activa, viva, alerta. "Hay que resistir, hoy más incluso que en los años sesenta y setenta. Somos una editorial combativa y eso pese a que no existen muchos libros de izquierda que merezcan la pena", asegura Lastra. ¿Por qué? "Porque yo creo que la izquierda ha sido derrotada", sentencia este viejo soldado del pensamiento escrito.
Por esa razón hay que seguir. "Porque para rearmarse es necesaria sabiduría a largo plazo", asegura. Y ventas también. Los ensayos de ciencias sociales que han sido su buque insignia siempre continúan funcionando algunas veces. Lo hicieron los grandes éxitos de la editorial, como Las venas abiertas de América Latina o El libro de los
abrazos, dos obras de Eduardo Galeano que alcanzaron 18 y 13 ediciones respectivamente; o Esa cosa llamada
ciencia, de Chalmers, Felipe II de
España, de Henry Kamen, y Conceptos elementales del materialismo
histórico, de Marta Harnecker, libros clásicos, como lo han hecho en 2002 La industria del
holocausto, de N. Filkenstein, su libro más vendido el año pasado.
Eso por no contar los que no pasaban la censura, que muchas veces se publicaban en Siglo XXI de México, creada antes que la de España, en 1965, que estaba dirigida por Arnaldo Orfila, o en la misma marca en Argentina. "Había que pasar por la inquisición", recuerda Abasolo, "si no, aprovechábamos nuestra relación fraterna con los mexicanos", dice el editor retirado. Los episodios con la censura le ponían enfermo. "Teníamos que ir a la sección de Orientación Bibliográfica y vaya si te orientaban, muchísimo. Marcaban páginas en rojo, que eran innegociables, o cosas en azul, que se podían discutir", cuenta. "Pero nosotros éramos incapaces de meternos en la cabeza de aquellos señores".
Aquellos tiempos fueron duros y castradores. Dejaron una huella de orfandad intelectual que todavía se paga. Por eso, para Faustino Lastra, el género ensayístico en España sigue sobreviviendo a trompicones. "Hay una falta de producción intelectual evidente y las editoriales no lo fomentan, están volcadas en la narrativa", se queja el editor.
Abasolo es más benevolente: "Ha costado salir adelante pero hoy existe un nivel de investigación potente y es un deber apostar por el ensayo que se hace en España", dice. Lo mismo que hicieron ellos hace años por las principales corrientes mundiales: "Introdujimos el marxismo, que en la época de la transición dejó de tener consideración académica, pero también mirábamos al estructuralismo, el existencialismo y la búsqueda de variedad de enfoques", dice Abasolo.
Un catálogo de referencia
Han sido años navegando por las ciencias, la antropología, la historia, la filosofía, la economía, las biografías, las enciclopedias... No han dejado un tema en el tintero. "Siempre que proporcione un enfoque avanzado y sea de calidad, no importa el asunto que se trate en nuestros libros", afirma Faustino Lastra, actual responsable de Siglo XXI. Así han configurado un catálogo de títulos de pensamiento que no tienen nada que ver con la palabra único desde que abrieran en 1967 la primera oficina de la editorial en España, en el barrio de Ciudad Lineal de Madrid. Entonces, en el acta notarial de la fundación, constaba que intentaban "impulsar la cultura a través de la labor editorial" y que se inspirarían en "los principios de libertad de pensamiento y expresión".
Así fueron formando un catálogo que hoy sigue en activo con títulos como Diccionario de
mitos, de Carlos García Gual, un inventario que acaban de reeditar de viejos relatos que perviven en la memoria implantados por la religión, la historia y la literatura; o la reciente biografía Kafka, los años de las
decisiones, de Reiner Stach, y El club, una historia
argentina, de Manuel Saavedra, que retrata los últimos meses duros en el país suramericano a través de los barrios y las calles. Son autores que se unen a un catálogo de referencia en el que están algunos de la talla de Eduardo Galeano, Gerald Brenan, Juan Benet, Julio Cortázar, Pierre Bourdieu, Régis Debray, Henry Kamen,Michael Foucault, Louise Althusser, Tuñón de Lara, Eric Hobsbawm, Gabriel Jackson... Nombres a los que van a unirse este año títulos como Política y destino, de Andrew Gamble; Gobernar la economía
mundial, de Diane Coyle; Política
mundial, de James Mayall, o Guerra y poder en el siglo XXI, de Paul Hirst.
Babelia
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