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Entrevista:FRANCESCO BONAMI / Director de la Bienal de Venecia

"La creación puede transformar los mensajes políticos en metáforas"

La Bienal de Venecia, que se abre el próximo domingo, rompe con la tradicional "muestra monstruo" para crear tantas en una sola, o bien "un archipiélago", como la ha definido su director, Francesco Bonami (Florencia, 1955). Según explica Bonami, la intención de su criatura es rendir homenaje a la multiplicidad del mundo y del arte contemporáneo, en esta edición número 50 que se celebra hasta el 2 de noviembre con el título Sueños y conflictos, la dictadura del espectador (www.labiennale.org).

Es por esto por lo que Bonami ha invitado a otros conservadores y comisarios a colaborar con él: Gilane Tawardros (Desprendimientos); Igor Zabel (Sistemas individuales); Hou Hanru (Zonas de emergencia); Carlos Basualdo (La estructura de la supervivencia); Catherine David (Representaciones árabes contemporáneas); Gabriel Orozco (El cotidiano alterado), y Molly Nesbit (Utopía). Bonami se ocupará de los nombres que han hecho historia en el arte contemporáneo, del pabellón italiano y de Clandestinos, con obras de artistas jóvenes provenientes de países pocas veces presentes en la Bienal.

"HE QUERIDO HACER UN MAPA DEL PLANETA PARA DEFENDER LA IDENTIDAD EN UN MUNDO QUE TIENDE A DESTRUIRLA"
"EL ESPECTADOR PODRÁ VER DIVERSOS MÉTODOS QUE SE CONFRONTAN Y PARTICIPAN EN UN DIÁLOGO GENERAL"

La Bienal 2003 invadirá la ciudad lagunar y, una vez concluida, muchos de los proyectos se difundirán por toda Italia. La exposición se presentará en cuatro sedes principales: los Jardines de la Bienal, sede de la exposición desde la primera edición en 1895, realizados por Napoleón; el antiguo Arsenal, construido en 1303 y posteriormente reconstruido entre 1579 y 1585; el Museo Correr (plaza de San Marcos), y la estación de tren Santa Lucía. Además de esto habrá un grupo de instalaciones que se apropiarán de varios espacios venecianos.

Pregunta. ¿Cómo quiere que sea recordada esta Bienal a sus 50 años de existencia?

Respuesta. Los 50 años requieren una celebración particular: La Bienal, como todas las grandes muestras, necesita encontrar nuevas estructuras, nuevos métodos de organización que puedan dar al espectador nuevas experiencias. He reflexionado mucho sobre la metodología de las ediciones pasadas, y he concluido que no puede existir el gran comisario único porque el mundo se ha convertido en una fragmentación de visiones. Creo que una generación de comisarios ha finalizado su ciclo y ahora le toca el turno a una nueva que trabaja en colaboración con otros.

P. ¿Con tal enfoque, el trabajo de organización es más complicado?

R. Más difícil, porque debemos organizar no sólo una gran muestra, sino 11, más pequeñas, pero siempre igualmente complicadas. Sin embargo, el resultado final será una muestra más fácil de leer.

P. ¿Cómo ha escogido a los comisarios participantes y qué diálogo intenta crear usted con ellos en su papel de comisario general?

R. Antes de nada, busqué una lista lo más diversa posible entre ellos. He querido que la muestra no sólo fuese una exposición de distintas visiones, sino también que por primera vez se confrontasen métodos de organización. Por esto, el espectador podrá ver en la misma exposición y en el mismo lugar diversos métodos que se confrontan y participan en un diálogo general.

P. ¿Cómo han sido seleccionados esta vez los artistas participantes?

R. Los comisarios han escogido a sus artistas. Para las secciones que yo he preparado: pintura, el pabellón italiano y Clandestinos, he viajado a países que encuentro interesantes en el momento histórico que vivimos, como Polonia, Israel, México, y allí he buscado a artistas que reflejasen una visión romántica de la realidad, no sólo global, sino más bien ligados a la individualidad. He querido hacer un mapa del planeta con la idea de defender la propia identidad en un mundo que tiende a destruirla.

P. ¿Cómo pretende que sea interpretada la muestra por el público?

R. Quisiera que el espectador la vea como un archipiélago de islas y cada una con identidad propia. Entonces, el papel del espectador es el mismo que el del artista: entender la propia identidad a través del arte.

P. ¿La globalización vista como un aliado?

R. Sí, de ahí el título Sueños y conflictos, la dictadura del espectador. Es decir, el sueño y el conflicto de estas dos cosas: un mundo que cada vez está más unido y el conflicto interno de tratar de comprender quiénes somos ante esta realidad.

P. ¿En esta edición hay un importante espacio para el mundo árabe?

R. No se puede hacer hoy una muestra prescindiendo del mundo árabe, y creo que es un segmento importante que da un equilibrio a la exposición. Es necesario reflexionar sobre cómo los procesos creativos pueden transformar los mensajes políticos en metáforas.

P. ¿Ha sido confirmada la participación de Venezuela con el proyecto La estructura de la crisis?

R. Venezuela no viene porque el Gobierno no ha aceptado la obra del artista. Me parece bastante serio que un artista sea censurado porque su obra no va en línea con la del Gobierno. Me duele mucho que Venezuela haya tomado esta decisión.

P. ¿Ha cambiado la filosofía de La Bienal desde la primera edición a ésta?

R. La Bienal ha cambiado, y no. Nació como la gran muestra internacional, con este sueño de utilizar el arte para comunicar al mundo, y luego ha vivido el conflicto de las realidades nacionales, que son lo contrario de la gran muestra universal, pues los pabellones buscan reflejar la localidad de las naciones. Ha variado la situación política en que viene presentada y el arte, pero la filosofía no, sigue siendo la misma.

Sonrían, por favor

Una hamaca colgada de un canal a otro, pasaportes gigantes, un burro en barca, un esqueleto que se asoma a un espejo. Éstas son algunas de las provocaciones de la 50ª Bienal de Venecia, un verdadero itinerario que se apropia de esta ciudad-museo para despertar la imaginación del público. Esta 50ª edición, Sueños y conflictos. La dictadura del espectador, comprende 11 grandes muestras independientes, además de 13 obras expuestas en las calles venecianas, los canales y la estación del tren, explica Francesco Bonami, director artístico de la muestra. Algunas apariciones jocosas, que según Bonami serán una invitación a la reflexión. Así, el arte llegará a las tiendas y a la vida cotidiana gracias a la idea del mexicano Gabriel Kuri, quien ha pensado en imprimir en las bolsas de los negocios vecinos a la Bienal un "Sonría, por favor".

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