45 países discuten en Madrid el control del turismo en la Antártida
España presentará a la 26ª Reunión Consultiva del Tratado Antártico, inaugurada hoy en Madrid, un documento de trabajo para "desarrollar la coordinación internacional de las campañas marinas, con el fin de minimizar los impactos derivados de los ruidos y descargas sónicas en el medio antártico". En este mismo documento se relaciona la muerte de 50 cetáceos en las costas canarias, entre 1985 y 2002, con la realización de maniobras militares. El encuentro se celebra 12 años después de que se firmara en la capital de España el Protocolo de Madrid del Tratado Antártico. Uno de los temas candentes que se abordarán ahora es el control del turismo en el continente blanco, cuestión que quedó escasamente regulada en aquella ocasión.
Inaugurada por el Príncipe de Asturias en la mañana de ayer, la 26ª Reunión Consultiva del Tratado Antártico agrupa a 350 expertos de los 45 países miembros y de las organizaciones que actúan como observadores. En el debate, que durará dos semanas, se hablará entre, otros temas, de pesca ilegal, de la futura exploración del lago Vostok y de la contaminación acústica de los mares antárticos. Tras 42 años de funcionamiento, el Tratado Antártico contará tras esta reunión con una secretaría permanente, cuya sede estará en Buenos Aires y en cuya consecución España ha jugado un papel destacado. La Reunión Consultiva se celebra cada año.
Los Ziphiidae, una familia de cetáceos de tamaño medio, entre 4 y 10 metros, componen el grueso de los cetáceos muertos por la contaminación acústica marina. De esta familia, concretamente de las especies zifio de Gervais, zifio común y zifio de Blainville, son los once ejemplares encontrados muertos en playas de Fuerteventura y Lanzarote entre el 24 y el 27 de septiembre de 2002. Todos ellos tenían "hemorragias internas ante mortem y otros indicios que se corresponden con el patrón lesivo de un trauma acústico", según el informe español presentado a esta reunión. Se trata de animales sobre los que existe muy poca información y, de hecho, de algunos de ellos sólo se conoce la existencia por el hallazgo de cadáveres. Viven en aguas profundas y alejadas de las costas.
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