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Entrevista:Abu Mazen | Primer ministro palestino

"Sabemos y creemos que es importante acabar con la violencia"

Las oficinas en Ramala del primer ministro palestino, Mahmud Abbas, Abu Mazen, no se parecen en nada a la fortificación que constituye el cuartel general del presidente Yasir Arafat en la Mukata, al otro lado de la ciudad. No hay soldados armados en los pasillos ni visitantes apiñados en la sala de espera que aguarden la ocasión de susurrar un secreto al presidente o conseguir una invitación a cenar.

Vestido con traje marrón, Abu Mazen, de 67 años, sopesa cada palabra. A veces presta atención a un comentario de Ahmed Tibi, uno de sus colaboradores más cercanos y traductor en la primera entrevista con un periódico israelí desde que llegó al cargo. Abu Mazen sortea con facilidad cualquier intento de sonsacarle un duro comentario contra las autoridades ocupantes o el primer ministro: "No quiero juzgar a [Ariel] Sharon por lo que dice o lo que se dice de él", explica con una sonrisa. "Le conozco de arriba abajo. Sólo le creeré cuando ponga en práctica la Hoja de Ruta [el plan de paz]".

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Cuando Abu Mazen habla de la Hoja de Ruta insiste en destacar que las 14 objeciones israelíes no tienen nada que ver con él. "No me interesan", dice. En su opinión, el único documento que importa es la propia Hoja completada en diciembre de 2002 y entregada a las partes a finales de abril de este año. "No aceptamos que cada bando escoja sólo los elementos concretos que le convienen", dice. "La Hoja de Ruta se elaboró en diciembre y nosotros la aceptamos a pesar de tener nuestros propios comentarios y reservas. Queríamos dar una oportunidad a la iniciativa, pero es imposible seguir inventándose comentarios y objeciones después de haberla presentado".

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"Los estadounidenses nos dieron a entender que en la Hoja de Ruta no hay cambios. Es una oportunidad histórica para volver a la normalidad. Y a los israelíes les decimos: 'Seguid la Hoja y no desperdiciéis tiempo discutiendo por detalles'. Debemos pasar a la fase de aplicación. Es crucial que los dos pueblos tengan la sensación de que las cosas cambian sobre el terreno. En cualquier caso, nadie va a prestar atención a tal o cual reserva".

No se olvida de manifestar admiración por "el presidente Arafat, que ordenó que no abordáramos los aspectos negativos de la decisión del Gobierno". La sensibilidad respecto al honor de Arafat queda patente en toda la entrevista. "Haremos todo lo que se nos exija", asegura Abu Mazen. "Por nuestra parte, estamos dispuestos a iniciar la cooperación. Ya hemos empezado a prepararnos para la próxima fase".

Afirma que los estadounidenses le recomendaron no prestar atención a los comentarios sobre las observaciones y reservas . Le prometieron que no iban a consentir que Sharon eludiera hacer una declaración sobre el final de la violencia y la incitación, tal como exige el primer artículo de la Hoja de Ruta.

Abu Mazen dice que ese artículo debe ser de mutua aplicación, y ofrece un ejemplo: "Hace unos días fui a Gaza, después de que las Fuerzas de Defensa Israelíes [FDI] se retirasen de Beit Hanun. Antes de que yo llegara, las FDI irrumpieron y la emprendieron a demoliciones y palizas. ¿Cómo debo interpretar eso? Dicen que toda acción implica una reacción. Hay que detener este ciclo". Advierte que ésa es una condición absoluta para que se produzcan progresos. No será la primera vez, y quizá no sea la última, que un dirigente palestino cuenta con que haya presiones de Estados Unidos sobre Israel.

Abu Mazen recuerda haberle dicho a Sharon que era una lástima malgastar el tiempo en aspectos que no iban a suscitarse hasta las últimas fases de las negociaciones. Ése ha sido su punto de vista desde que firmó los acuerdos de Oslo en la Casa Blanca, y ésa sigue siendo su postura en la actualidad. Cree que, siempre que sea posible, es mejor rodear el muro que darse de cabeza contra él. Cuando llegue el momento, todo podrá discutirse.

Hasta entonces, es imposible sacarle a Abu Mazen un comentario que se aparte de las posiciones permanentes y oficiales del Consejo Nacional Palestino sobre problemas tan serios como las fronteras, los asentamientos, los refugiados y Jerusalén.

Sí se sabe que la cuestión de los refugiados, considerada la más delicada de todas, le resulta especialmente cercana a este refugiado de Safed. Después de repetir que "el problema de los refugiados es un tema de discusión en las negociaciones sobre la situación permanente y no debe sacarse a colación como requisito previo", propone un motivo sustancial para posponer el debate hasta el último momento.

"No podemos aceptar concesiones en el derecho de retorno. La iniciativa de la Liga Árabe habla de una solución justa y consensuada, basada en decisiones de la ONU". Pero se apresura a añadir: "Eso no quiere decir que pretendamos destruir el Estado de Israel; lo reconocemos dentro de las fronteras delimitadas por la resolución 242".

Conoce al detalle las informaciones en la prensa israelí sobre su última entrevista con Sharon. Confirma que éste ofreció a los palestinos el control de ciertas áreas. Pero desea dejar las cosas claras: "Le dije a Sharon que estamos dispuestos a hacerlo, y que seguiremos meticulosamente todos los pasos exigidos en la Hoja de Ruta. Sharon quería que aceptáramos ese control fuera del contexto de la Hoja, y tuvimos que rechazarlo. Cuando empecemos a dar esos pasos, dentro de los límites establecidos en la Hoja, exigiremos la retirada total israelí de Gaza y, de ahí, pasaremos al resto de las ciudades de Cisjordania".

Abu Mazen cuenta que le dijo a Sharon que han quedado destruidos todos los servicios de seguridad en Cisjordania y el 70% en Gaza. No sabe de dónde han salido las informaciones de que los estadounidenses habían rechazado el nuevo plan de seguridad de su Gobierno.

"Hasta ahora, no hemos presentado a EE UU ningún plan de seguridad. Hemos iniciado discusiones, pero el plan necesita la reconstrucción del aparato de seguridad. Sin ella, no podemos vencer el fenómeno de la delincuencia en las calles palestinas". Y añade una cosa importante para él: "No lo hacemos por otros, sino por nuestra propia gente".

Sin embargo, para que la medida funcione y los israelíes dispongan de seguridad, dice que es preciso terminar con la ocupación y todos sus efectos secundarios: las entradas en las casas, las incursiones y los asesinatos. Sobre todo, añade Abu Mazen, hay que poner en marcha la liberación de presos. Él ha sentido personalmente la indignación en las calles palestinas cada vez que sus dirigentes firman un acuerdo en el que se olvidan de los presos.

Cuando se le pregunta sobre una hudna, una tregua islámica, dice que se conformaría con ella. "No quiero hablar de una hudna, sino de tranquilidad absoluta". Eso es lo que exige a Hamás, "claramente y con franqueza. Esperamos y creemos que es importante controlar la violencia, y confiamos en que los israelíes comprendan que, aunque haya incidentes ocasionales, no estamos de acuerdo con ellos".

"Si volvemos al ciclo de acción y reacción, nos será muy difícil alcanzar nuestro objetivo. Es imposible conseguir un 100% de éxito en un periodo breve. Es importante que los palestinos vean que hay cambios sobre el terreno, por ejemplo, el cese de los asesinatos y las demoliciones o la liberación de los presos, y el ciudadano palestino debe sentir que ha cambiado algo en el ambiente, que puede ir al trabajo y moverse sin problemas. Estos detalles son cruciales. Será la forma de acelerar las cosas y evitar más sufrimientos".

Rechaza la acusación de que el islam fomenta el terrorismo. "Es una religión que predica la tolerancia, y el terrorismo le es ajeno. EE UU y todo Occidente deben examinar las razones del terror, sus raíces. Si el petróleo fue un factor importante en la guerra de Irak, la falta de una solución al problema palestino será el factor más importante del terrorismo y la inestabilidad regional en el mundo árabe e islámico. Eso es lo que provocó la iniciativa árabe presentada el año pasado por Arabia Saudí. Era equilibrada, y su puesta en práctica permitiría avanzar hacia unas relaciones pacíficas y la normalización entre Israel y los Estados árabes y demás países islámicos. Constituye el marco más importante para obtener la paz, y me asombra que el Gobierno israelí no la tomara en serio. Creo que entre la población israelí, tenía el apoyo del 60%".

Otro asunto que hace que Abu Mazen hable con vehemencia es el aislamiento de Arafat. "Arafat es el presidente elegido de la Autoridad Palestina, y no debe estar aislado. Rechazo, tanto desde el punto de vista moral como desde el político, toda la presión ejercida sobre personas y países para que no se entrevisten con él. Se trata de algo que tiene ramificaciones en la calle palestina y también para nosotros, en la dirección. Me resulta difícil explicar a nuestros ciudadanos que tenemos un nuevo Gobierno que está llevando a cabo negociaciones abiertas con Israel y, mientras tanto, nuestro presidente está aislado en la Mukata. No existe justificación para ello".

Abu Mazen niega que Arafat esté detrás de los atentados terroristas y los recientes ataques contra colonos. "Si hubiera habido un plan deliberado, Arafat no habría aceptado cambiar la Constitución para formar un nuevo Gobierno. Es muy pragmático. Sin él, no habría existido Oslo. En 1988 utilizó toda su influencia para que la OLP aceptara la resolución 242 e incluso la denominó ofensiva de paz. El CNP aceptó su propuesta sin nada a cambio. Creímos que los israelíes iban a pagar con la misma moneda, pero hicieron justo lo contrario".

Abu Mazen no cree posible lograr la tranquilidad en los territorios "mientras los colonos sigan con sus provocaciones", y concluye: "Sólo exigimos que se interrumpa la construcción en los asentamientos y se eliminen los puestos ilegales. Pero debe quedar claro que, en las fases finales de las negociaciones, exigiremos que se desmantelen todos los asentamientos, porque son ilegales".

Abu Mazen, primer ministro palestino, asegura en esta entrevista que su Gobierno está dispuesto a cumplir escrupulosamente la Hoja de Ruta, y que EE UU, patrocinador del plan de paz, le ha recomendado ignorar la objeciones al mismo por parte de Ariel Sharon

Abu Mazen, primer ministro palestino, fotografiado en Ramala el pasado enero.
Abu Mazen, primer ministro palestino, fotografiado en Ramala el pasado enero.REUTERS

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