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Putin pide a la UE que no levante "un nuevo muro de Schengen"

El líder ruso amenaza con discriminar a los aspirantes a la ampliación

Pilar Bonet

La cumbre paneuropea de San Petersburgo acercó ayer a Rusia y la Unión Europea, pero dibujó también los problemas de la nueva etapa que se abre con la ampliación de la UE. Entre crear nuevas fronteras ("un nuevo muro de Schengen", en palabras del líder ruso, Vladímir Putin) o desmantelar las que existen está el dilema que 26 dirigentes europeos abordaron en el palacio de Constantino, en las afueras de San Petersburgo.

Por la tarde, con la llegada del presidente George W. Bush, Putin se aprestaba a recuperar sus relaciones con EE UU, tras el quebranto causado por la guerra de Irak.

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El fastuoso 300º aniversario de San Petersburgo, celebrado con pompa imperial, fue para Putin la ocasión ideal para retomar el temario europeo en sentido amplio y para recuperar la sintonía con el primer ministro británico, Tony Blair, al que dedicó cálidas palabras de amistad. Los líderes fueron de palacio en palacio en sentido literal. Del de Constantino pasaron al de Catalina, en la residencia veraniega de los zares en Tasrskoe Selo. Y allí la fiesta alcanzó su apogeo al ser inaugurada la Cámara de Ámbar, una obra de arte construida para Federico III de Brandeburgo, que Pedro I llevó a Rusia como regalo en 1717 y que desapareció durante la Segunda Guerra Mundial. La fiesta fue una campaña de exaltación personal de Putin. El fondo azul y ondulante del río Neva elegido por el presidente para invocar el carácter europeo y la grandeza imperial de San Petersburgo resultaba insuperable a efectos de escenografía.

Putin, que no consiguió arrancar a la UE un calendario concreto de supresión de visados, sorprendió a todos proponiendo que la cumbre de San Petersburgo fuera transmitida en directo al centro de prensa. Fue un acto sin precedentes al que nadie se atrevió a oponerse y que evidentemente servía a los propósitos del presidente. Éste insistió en que, para la próxima cumbre entre Rusia y la UE en noviembre en Roma, debería contarse con un calendario para suprimir los visados.

En fase electoral

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El líder ruso reconoció que el proceso no es fácil, pero se mostró tenaz en la idea de ponerle fechas. "Los rusos de a pie no aceptan el nuevo muro de Schengen", dijo Putin, que lamentó que la decisión de crear un grupo mixto de trabajo para la supresión de visados, acordada con el presidente de la Comisión, Romano Prodi, no haya sido llevada a la práctica.

Putin, que goza de una gran popularidad en Rusia, ha entrado ya en fase electoral, y se mostró ayer como un vehemente defensor de los derechos de sus conciudadanos. Los rusos, dijo, quieren saber "cuándo, cómo y a qué precio" podrán viajar por la UE sin limitaciones de fronteras. Dejó claro que no consideraba "automática" la extensión del tratado de cooperación con la UE, que data de 1997, a los nuevos miembros, y se quedó así con una carta negociadora para el futuro. La no extensión automática del acuerdo a los nuevos miembros podría traducirse en una discriminación en el trato hacia éstos por parte de Rusia.

Los dirigentes europeos se expresaron de forma distinta sobre la cuestión de los visados. Más lejos que nadie fue el jefe del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi, que habló de una gran Europa ampliada no sólo a Rusia y su "capacidad militar", sino también a Turquía e Israel. La más restrictiva fue la representante de Letonia, que se negó a hablar siquiera de condiciones para la abolición de visados hasta que Rusia resuelva la seguridad en sus fronteras, firme acuerdos con los países fronterizos y tratados de readmisión con ellos. El más retórico fue el presidente francés, Jacques Chirac, que habló de la "comunidad de destino" entre Europa y Rusia.Muchos oradores, sobre todo los escandinavos y los bálticos, se refirieron a la necesidad de restringir el uso de petroleros monocasco y llamaron la atención sobre los peligros de una repetición de un accidente semejante al del Prestige en el Báltico. Putin no se pronunció sobre los petroleros, pero defendió el nivel de limpieza del nuevo puerto báltico de Rusia en Primorsk y dijo que las condiciones de los puertos rusos eran en ocasiones mejores que las de los europeos.

Putin (derecha) y Schröder, ayer en el palacio de Catalina de San Petersburgo.
Putin (derecha) y Schröder, ayer en el palacio de Catalina de San Petersburgo.AP

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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