Ayudas para guarderías
Ya hace casi un año de aquella populosa y aclamada medida de la Comunidad que ofrecía una ayuda mensual de más de 150 euros para financiar las guarderías privadas ante la falta de plazas públicas. Yo fui una de las posibles beneficiarias: dos niños de menos de tres años escolarizados en guardería privada, con ambos padres trabajando.
Como tantos y tantos, esperé más de cinco horas aquellas largas colas al sol en la puerta del ministerio, después dediqué otro día para entregarles el resto de la documentación que pedían. A continuación fui a ver las listas, posteriormente llevé el impreso que justificaba que mis hijos habían asistido a clase entre septiembre y marzo. Ahora, en julio, también pediré a la guardería que certifique que han asistido de abril a julio, también lo llevaré, y estoy segura de que, esperando inmensas colas al sol, perderé otro día de trabajo. Y como resultado de todo esto, nada.
Hace más de nueve meses de aquella populista medida, y hasta ahora sólo nos ha costado tiempo, gestiones, gastos y pérdida de días de trabajo. Además, a esto se añade el estrés de estar pendiente cada día de que no te pidan un papel más en plazo.
Pobres padres y pobres niños si tuvieran que esperar para que los papás paguemos sus gastos a que la Comunidad nos dé lo prometido. Ya me empiezo a cansar de mirar en el banco para comprobar si he recibido el ingreso y ese mes puedo pagar la guardería con ese dinero.
¿Por qué lo hacen tan mal? Si nadie les pidió esta ayuda, nos pusieron los dientes largos para luego jugar con las finanzas familiares. ¡Pobres de los que tomaran la decisión de meter al niño en la guardería en base a esta ayuda!
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