Tragicómica huida en busca del amor
EL PAÍS presenta 'Hola, ¿estás sola?', primer filme de Icíar Bollaín
La Niña (Silke) Y Trini (Candela Peña) son dos muchachas que tienen en común varias cosas: un mundo afectivo muy precario, nada que perder en el presente, y todo el futuro por delante. En su viaje en busca de fortuna lo comparten todo, incluso al ruso Olaf, con quien es imposible entenderse porque el chico sólo habla ruso, pero de quien La Niña acaba enamorada; también comparten decepciones. Ésta es la historia de dos jóvenes amigas que quieren prosperar y que se van a la aventura, aunque lo que realmente buscan es sentirse algo menos solas. De esta idea partió la también joven directora Icíar Bollaín para ésta, su primera película. "Tenía ganas de ver en el cine unas chicas reales de veinte años, a las que me pudiera creer", sin estereotipos. Los veinte años "es ese momento de la vida en el que estás intentando encontrar tu lugar en el mundo, en el que te planteas a veces el pasado porque te está estorbando para vivir el presente, y donde no sientes ninguna necesidad de mirar el futuro", como le comentó a Carlos Heredero.
"Mi película cuenta una historia de dos chicas que podrían ser tus vecinas"
Aunque principiante, Icíar Bollaín no era una desconocida cuando presentó esta película en el festival de Valladolid de 1995, en el que el jurado reconoció sus méritos otorgándole el premio a la mejor dirección novel. Desde que Víctor Erice la hubiera elegido para protagonizar El Sur (1983), había intervenido como actriz en una docena de películas, siendo ya su rostro emblema de cierto cine de prestigio, frecuentemente de nuevos autores. Pero, además de trabajos interpretativos, Icíar Bollaín ansiaba dirigir sus propias películas: "Después de varios tanteos preparatorios, con Hola, ¿estás sola? la actriz ha dado el primer paso de esa ambición y el resultado es muchísimo más que prometedor, pues no es nada frecuente encontrar un primer largometraje donde haya tanta cercanía entre lo que se busca y lo que se encuentra. Y menos cuando lo buscado y encontrado es cine completamente vivo, construido con intérpretes y personajes llenos de gracia y de verdad", comentó Ángel Fernández-Santos.
Naturalmente, en algunos medios surgieron especulaciones sobre el posible carácter autobiográfico de la historia; la directora aclaró: "Lo que sí tiene de raíz autobiográfica son los sentimientos: esa sensación de improvisar sobre la marcha tan propia de los veinte años, ese punto de inmediatez de coger un tren y preguntarse luego '¿adónde vamos?', de ligar echándole morro, de vivir, en definitiva, en una burbuja. Una de las cosas que más me interesaba que se entendiera es la historia de amor de La Niña con el ruso, una relación que no necesita de muchas palabras. Me ha gustado contar la historia de amor entre dos personas que no entienden una palabra de lo que el otro dice. No hace falta". Y respecto a su parecido físico con la actriz Silke, que también se había entendido como síntoma autobiográfico, la directora reconoció que "es verdad, nos parecemos hasta en la voz, es posible que sin querer haya buscado a alguien cercano a mí misma".
Hola, ¿estás sola?, película "espontánea y con miga", como la definió Manolo Marinero en Diario 16, le recordó a Paula Ponga en Fotogramas a otra película, Thelma y Louise, filmada cuatro años atrás, aunque estas dos chicas españolas "son mucho más jóvenes que Susan Sarandon y Geena Davis, no atraviesan Monumet Valley, no matan a nadie y, por no tener, no tienen ni coche". Ésta es, pues, una historia sin violencia, que era precisamente uno de los objetivos de Icíar Bollaín, tal como le contó a Javier Rioyo: "El cine de gente joven suele tener mucha dosis de violencia, de drogas, de historias muy extremas. Mi película, en cambio, cuenta una historia singular, pero es una historia posible, una historia de dos chicas que podrían ser tus vecinas. Una historia de amores, de escapadas, de pérdidas, de derrotas".
Las actrices eran prácticamente nuevas en el cine español. Silke había actuado ya en Orquesta Club Virginia (Manuel Iborra, 1992), y Candela Peña en Días contados (Imanol Uribe, 1994), publicada en esta colección. La frescura de sus interpretaciones, salpicada de humor y ternura, es, sin duda, uno de los logros de la película. Desde entonces, Silke no se ha prodigado mucho en el cine, aunque cuenta en su haber con, entre otras, Tierra (Julio Medem, 1996), mientras que la carrera de Candela Peña está siendo más activa: Todo sobre mi madre (Pedro Almodóvar, 1999) o Torremolinos 73 (Pablo Berger, 2003), también entre otras. Comentó Fernández-Santos que "se tiene la impresión de que a los personajes que crean Silke y Candela Peña -como los de Álex Angulo, Elena Irureta y Arcadi Levin, que son los espejos vivos sobre los que las dos muchachas definen paso a paso con maravillosa gradualidad, su identidad- pueden aparecer cualquier día detrás de cualquier esquina de cualquier ciudad española. Despiden una delicadísima, casi indefinible sensación de autenticidad, pero que va ganando poco a poco poder, con esa peculiar verdad irreal que emerge de las auténticas ficciones cinematográficas".
Película rodada con pocos medios, en Súper 16 mm, "que da una textura menos brillante que el 35 mm, y yo lo que quería era retratar de verdad el cutrerío", en opción de la directora, especialmente el piso del barrio de Usera, "ese Madrid que nunca se ve en el cine", deslumbró a la crítica que no dudó en reconocer en Icíar Bollaín "maneras de una directora y guionista dotada de un tacto y un buen gusto excepcionales, lo que permite adivinar en esta actriz-directora-escritora una mirada indistintamente suave y enérgica, amistosa y penetrante, de ésas que nos hacen ver un poco más allá de las evidencias. Y éstas son, referidas a una pequeña y humilde película primeriza, palabras mayores".
Babelia
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