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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Amargo despertar

La OPA de Telefónica sobre el 61,5% del capital de Terra Networks, la compañía de servicios de Internet lanzada a bombo y platillo en 1999 como la gran joya bursátil de Telefónica, es el reconocimiento de un fracaso financiero de primera magnitud. Aunque no se ha planteado la cuestión con carácter inmediato, es más que probable que, una vez que Telefónica posea más del 75% del capital -ahora tiene el 38,5%-, recurra a una OPA de exclusión para sacar a Terra del mercado bursátil y reorganice su negocio como una división de la compañía Telefónica. Con exclusión o sin ella, la decisión pone en evidencia que Terra era insostenible en el mercado de acciones. Llegó a cotizar a 139 euros en el periodo de su máximo esplendor, generó fortunas especulativas y fabricó la ilusión de que la burbuja financiera en España podía ser duradera; pero su hundimiento -llegó a caer hasta los 3 euros y el martes cerró a algo más de 4- certificó el final del sueño de la burbuja .com y, de paso, arruinó a miles de pequeños accionistas. De un valor máximo de 38.000 millones de euros se hundió hasta 3.300 millones, y ese crash lo dice casi todo.

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Para un analista del mercado, la historia bursátil de Terra no es precisamente aleccionadora. En su debut en el parqué, los pequeños inversores pagaron 11,81 euros por acción y ahora Telefónica ofrece 5,25. Tampoco parece un modelo de consistencia financiera el que una compañía se haya mantenido en el mercado apenas durante cuatro años, como si se hubiera concebido con el único y exclusivo fin de rebañar las plusvalías generadas por la burbuja tecnológica. La historia de Terra responde a la metáfora de la lata de sardinas: un paquete cerrado, del que nadie conoce su contenido, pero que cada comprador sucesivo paga un poco más caro cada vez, hasta que alguien abre la lata y en lugar de caviar se encuentra con sardinas.

En este amargo despertar hay también graves errores estratégicos y de gestión, que incluyen desastrosos planes de negocios que nunca fueron capaces de calcular los ingresos reales de la compañía o compras faraónicas. En este sentido, la OPA de Telefónica sobre Terra también es el fracaso de un modelo de gestión empresarial -identificado con el estilo de Juan Villalonga- que debe quedar desterrado para siempre.

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