Medio millón de personas visitaron la Bienal de Río de Janeiro y compraron un 40% más de libros que en 2001

La XI Bienal Internacional del Libro de Río de Janeiro, que concluyó el domingo, superó todas las expectativas tanto de público como de venta de libros. Y eso a pesar de los augurios negativos de quienes pensaban que el estado de violencia reinante en la capital carioca podía hacer fracasar la feria. El número de ejemplares vendidos aumentó en un 40% respecto a la última edición de 2001 y pasó de 1.194.000 a 1.666.000. Y la facturación pasó de 21 millones de reales (unos siete millones de euros) a 36,4 millones (12 millones de euros).

La afluencia de visitas superó el medio millón de personas, de las cuales el 71% compró algún libro. En esta edición, se ha reducido la edad de los niños que podían visitar la Bienal, y se ha calculado que acudieron 200.000 estudiantes.

Desmentido a la crisis

Según Roberto Feith, director de Comunicación de la XI Bienal del Libro, que es además presidente de la editorial Objetiva, el crecimiento global de la feria "fue sorprendente en todos los sentidos, desmintiendo a los profetas de desventuras".

Los medios de comunicación han puesto de relieve el interés del público carioca por la Bienal, teniendo en cuenta además que para los parámetros económicos del país la presencia en la feria era cara: ocho reales la entrada y siete el aparcamiento del coche. Se ha estimado que una pareja ha gastado como media un total de 23 reales (más de siete euros). Todo ello ha sido motivo de esperanza para la empresa editorial del libro, que no pasa por momentos de euforia y que se resiente de la crisis económica del país, con una inflación real de un 20%.

Sin embargo, la campaña nacional a favor de la lectura como uno de los instrumentos más valiosos de ocio empieza a dar sus frutos y en todo Brasil está naciendo una gran pasión por la lectura, pasión a la que contribuye el Ministerio de Educación con el regalo de millones de libros a las escuelas públicas y a sus bibliotecas.