Segundo diagnóstico
Soy usuario del sistema público sanitario. El día que constato en mis carnes que el SAS va para atrás, leo que el consejero de Salud pregona que Andalucía es la primera comunidad que ofrece el derecho al segundo diagnóstico. Y dice el consejero que es un avance muy importante, porque hasta ahora, el que quería un segundo diagnóstico tenía que ir a la medicina privada.
Esto, que en sí es bueno, no es nada, porque la realidad es que si en ello va a invertir no sé cuántos millones, es porque deja desatendidos otros servicios más básicos y necesarios. Pero claro, estamos en elecciones y hay que vender, aunque sea humo.
Yo, como le sucede a muchos, soy propenso a los tapones de oídos y, periódicamente, acudía a mi médico de cabecera para que me quitara el tapón. Lo hacía en mi pueblo, en Valencina, con el ATS de servicio. Hoy he ido, ya con el tapón reblandecido con las gotas de siempre, y me dice mi médico que ya los ATS no lavan los oídos, porque no es su obligación. Que para eso están los otorrinos en los ambulatorios, pero que no se puede ir de urgencias, porque no te atienden, sino con cita previa. Hay que pedir una cita que tardará no sé cuántos días.
Quien ha tenido tapón de oídos sabe lo molesto que es, los mareos que dan, yo pierdo el equilibrio al mover la cabeza, no puedo ni conducir, y si lo hago estoy corriendo el riesgo de provocar un accidente.
Resulta que, ante este panorama, el médico no tiene más remedio que darme la baja, a la espera de que el otorrino, dentro de dos o tres meses, cuando me toque el turno, me quite el tapón.
Señor consejero, ¿no le parece que esto es ir para atrás? ¿Cuántas bajas se ahorrarían la Seguridad Social, y las empresas, si los tapones se siguieran quitando como hasta ahora en la medicina primaria, o hubiera otorrinos de urgencias en los ambulatorios?
Resulta que usted dice que para un segundo diagnóstico no se tenga nadie que gastar el dinero en un médico privado, y sin embargo, yo, para destaponarme un oído, al igual que miles de andaluces, y poder conducir sin peligro, y poder trabajar, y poder dormir, voy a tener que ir a un médico privado, porque es que me vuelvo loco, no puedo esperar. ¿Señor consejero, usted nunca ha tenido un tapón en el oído?
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