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Reportaje:ELECCIONES 25M | Comicios municipales en Cataluña

El PP desembarca en Nou Barris

Alberto Fernández Díaz concentra sus escasos actos abiertos en el único distrito donde los populares son segunda fuerza política

Miquel Noguer

A primera vista no es un barrio para el PP: muchos bloques de pisos, calles bulliciosas y gente trabajadora. Es Nou Barris, un distrito obrero por antonomasia, luchador por obligación y hervidero de nuevas ideas. Un lugar complicado para la derecha, pero que interesa mucho a los populares de Alberto Fernández Díaz, quienes lo han hecho uno de sus principales objetivos en esta campaña electoral.

Y no es casualidad. Nou Barris fue en los comicios de 1999 el único distrito barcelonés donde el PP logró situarse como segunda fuerza política, relegando a CiU en un incómodo tercer puesto. Sigue siendo un feudo de los socialistas, pero el PP quiere superar en estas difíciles elecciones el 14% de los sufragios que logró en el tercer distrito más poblado de Barcelona. Por este motivo, los populares no han ahorrado esfuerzos para estar presentes en Nou Barris durante esta adversa campaña electoral. Y ha sido allí donde más se ha prodigado en actos en plena calle, algo muy poco frecuente en una campaña donde el miedo a altercados ha convertido las apariciones del PP en mitines casi secretos, almuerzos restringidos y presentaciones semiclandestinas.

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Ayer por la tarde, Alberto Fernández Díaz se hartó de estrechar manos y lanzar piropos a cuántas mujeres se le acercaron en su particular recolección de votos por el paseo de Valldaura. Comenzó sirviendo unas cañas tras la barra de un bar de la Via Júlia y acabó jugando a la petanca. Nada serio: partida a una bola. Pero fueron cuarenta minutos de derroche de simpatía y buen humor. "Sabemos que aquí les faltan muchas cosas y nosotros podemos cambiarlo, pero antes deben ayudarnos ustedes a nosotros el próximo domingo". Este fue el mensaje que más veces repitió Fernández a los sorprendidos transeúntes que se encontraban con el candidato y la sempiterna nube de periodistas que le acompaña.

El candidato parecía encontrarse a gusto. Entró en bares, cafeterías, carnicerías e incluso preguntó por la marcha del negocio a un paquistaní con improbable derecho de voto. No hubo ni gritos de "No a la Guerra" ni los reproches o insultos a los que tuvo que acostumbrarse el candidato durante la precampaña. Territorio seguro.

Pero la de ayer no era la primera aparición de Alberto Fernández Díaz y su comitiva por Nou Barris. El pasado jueves, el candidato ya aprovechó la fiesta andaluza de las Cruces de Mayo para darse un pequeño baño de masas entre los jubilados que asistían a la celebración. Y no acudió solo: se hizo acompañar por Javier Arenas, el ministro más salao y andaluz del Gobierno de Aznar. Éxito asegurado, aplausos y exclamaciones de "guapísimo".

El PP también ha apostado por Nou Barris para su mitin final de campaña. Mañana por la noche los populares intentarán encumbrar a su candidato por Barcelona en un mitin en Can Dragó, donde los populares tratarán de rompe la forzada discreción de los últimos meses.

Alberto Fernández explicó ayer que su apuesta por Nou Barris es fuerte: "En 1999 ya desbancamos aquí a CiU como segunda fuerza, subimos mucho y ahora queremos demostrar que podemos gobernar el municipio". En su improvisada partida de petanca, el candidato se lo repitió a sus contrincantes, que se quejaban de la falta de espacios públicos para los jubilados y que el Ayuntamiento no les ha adecuado las pistas de juego tan anheladas por ellos. "Es que no tenemos ni bancos para sentarnos!" se lamentaba uno de ellos. El candidato tomaba nota.

Poco antes de las siete, y con la prudencia del recién llegado, Fernández Díaz se despide. Apretones de manos, besos y promesas para todos. "Tranquila mujer, sus hijas encontrarán trabajo, el Partido Popular seguirá creando empleo". "Lo de este parque es impresentable, hay que ver cuántas jeringuillas y delincuentes hay por aquí". "No señor, no nos olvidaremos del barrio, pero nos votará,¿verdad? Muchas gracias". El candidato se va. Sonrisas para todos. A las siete le esperan en la tele.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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