El fantasma del paro aflora tras una caída espectacular
El mercado laboral absorbe 500.000 trabajadores en 8 años
El aumento de la población ocupada en la Comunidad Valenciana en los últimos ocho años es espectacular. Los datos del Instituto Nacional de Estadística ponen de manifiesto que el mercado laboral autonómico ha sido capaz de absorber medio millón de trabajadores en ocho años. La población ocupada censada en el primer trimestre de 1995 sumaba 1.252.000 trabajadores. En el primer trimestre de 2003 la cifra era 1.768.700.
La evolución del desempleo registrado en las listas del INEM, ahora Servef en la Comunidad Valenciana, también se ha reducido de forma espectacular. En abril pasado, 137.668 valencianos mantenían viva una demanda de empleo formulada a través de los cauces de la Administración autonómica. En enero de 1998, los últimos datos que mantiene el INEM, la cifra se elevaba a 360.064.
El dinamismo de la economía valenciana a lo largo de los últimos ocho años es un hecho incontestable. Sin embargo, el paro sigue siendo una de las primeras preocupaciones de los ciudadanos según las sucesivas encuestas que elabora el Centro de Investigaciones Sociológicas.
La temporalidad y falta de seguridad en el empleo se han extendido mucho. El 90% de los contratos firmados el pasado mes de abril, según los datos oficiales, fueron temporales. Algunos para un sólo día, una práctica que también utiliza la Generalitat.
La atonía comercial que se ha extendido desde 2001 debido a la falta de pujanza de la economía alemana ha tenido reflejo en la evolución del empleo en la Comunidad Valenciana. A lo largo de 2002, por primera vez en ocho años, creció el número de parados.
El pleno empleo, un concepto que se ha convertido en latiguillo electoral, es una noción económica obsoleta, según reconocen algunos de sus voceadores, que surgió hace 40 años para combatir el sueño de un mundo que trasladara a las máquinas los pesares de la producción.
Una tasa de paro inferior al 5% se considera pleno empleo y ese indicador casi se palpa. Su única contrapartida es la falta de estabilidad en el trabajo.
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