Los nuevos socios de la UE debaten en Barcelona la política mediterránea
Los países nórdicos, del este y ribereños que ingresarán en la UE debaten la política euromediterránea
Barcelona quiere seguir uniendo destinos. Lo hizo en 1995 en la conferencia que reunió a los miembros de la Unión Europea para acercar a los países de las "dos orillas" buscando impulsar una región euromediterránea e intentando aproximar a árabes e israelíes. Ahora ha congregado a los países del este y del norte de Europa que ingresarán en la Unión para que miren hacia el Mediterráneo. Son los países de "la nueva Europa", según el piropo acuñado por el secretario de Estado norteamericano, Donald Rumsfeld, con el afán de criticar con desdén a los que ha llamado "la vieja Europa" por no apoyar su guerra en Irak.
Nada mejor que el bello palacio barcelonés de Pedralbes, con el sonido de las fuentes y la calma de sus jardines, para que los 10 países que entrarán el año próximo en la Unión Europea debatan la política euromediterránea. Los ha reunido a todos el Instituto Europeo del Mediterráneo, en un momento en el que el mapa muestra que Europa se desplaza hacia el norte y el este, y lo hará aún más cuando en 2007 se unan Rumania y Bulgaria, y no digamos Turquía, el sempiterno candidato, aún sin fecha de entrada. De los 10 nuevos socios, siete son nórdicos y del este, y tres del Mediterráneo: Malta, Chipre y Eslovenia.
Los mensajes reiterados en la reunión han sido claros: la ampliación europea debe ser compatible con la política mediterránea de la Unión Europea, los problemas del norte son los del sur y los del sur son los del norte, y la cooperación de los países mediterráneos puede ser un factor de estabilidad para la zona y para el mundo, justo cuando Europa ha aparecido desunida en la guerra de Irak.
Por parte de los países invitados, el secretario de Estado de Exteriores de Eslovenia, Samuel Zbogar, fue ayer explícito: "La paz y la estabilidad del Mediterráneo son imprescindibles para lograr una paz global". Y quizá recordando aquello que dice el materialimo histórico de que las condiciones económicas determinan la ideología y no al revés, Zbogar remachó que "sin desarrollo económico no habrá estabilidad".
En Pedralbes se han reunido secretarios de Estado, embajadores y altos cargos de países del pelotón nórdico, como Estonia, Letonia y Lituania; de la Europa central, como Polonia, la República Checa, Eslovaquia y Hungría, y del Mediterráneo, como Eslovenia, Malta y Chipre. Han debatido de la mano de la Generalitat y del Ministerio de Exteriores haciendo Estado juntos. Lo hizo ayer el secretario de Estado de Asuntos Europeos, Ramón de Miguel, realzando el papel de Barcelona como meeting point del Mediterráneo, al tiempo que Josep Antoni Duran Lleida, presidente de la comisión delegada del Instituto Europeo del Mediterráneo (IEM), alababa la "valiosísima" aportación del Gobierno central para hacer posible el encuentro en Barcelona. El director del IEM, Andreu Claret, cree que en las sesiones ha quedado claro que tanto los actuales socios de la UE como los que lo serán en breve coinciden en que es necesario mantener la política de cooperación mediterránea, para lo que Barcelona quiere seguir haciendo de anfitrión.
A puerta cerrada se ha hablado de seguridad, de retos económicos y de cultura. De ello han debatido expertos de las dos orillas, entre ellos el secretario general de Euromesco, Álvaro de Vasconcelos; el presidente del Comité de Asuntos de Cooperación Euromediterránea de Grecia, Sotirios Varouxakis; el profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalen Alfred Tovias; el director general del Instituto de Estudios Estrátegicos de Túnez, Zouheir Mdhaffar, y el presidente del Centro de Investigación en Economía Aplicada para el Desarrollo de Argelia, Slimane Bedrani.
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