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Análisis:ANÁLISIS | ELECCIONES 25M | Comicios municipales en Cataluña
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Improperios

Josep Ramoneda

"Una gran losa"; "un estado de confusión mental y emocional"; "un títere en manos del PSOE"; "un hombre que no sabe adónde va"; "el príncipe de la confusión"; "incapacitado para gobernar Cataluña"; "un pirómano político"; "un hombre ridículo, falto de ideas, incoherente, triste, aburrido, apático y sin empuje"; "un carácter histriónico que va haciendo el mono por todo el país"; "cerrado, impermeable, poco serio"; "cada día más gagá"; "de una inconsistencia progresiva"; "subversivo y antipatriota que siempre dice tonterías y estupideces"; "un hombre que tiene un morro que se lo pisa". Esta serie de (des)calificativos los ha dedicado Artur Mas a Pasqual Maragall en diversos momentos. Esta inspirada serie culminó ayer con la petición de que "pongan un bozal a Maragall".

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Dudo de la eficacia electoral de este lenguaje, porque tengo la sensación de que la mayoría de la gente cuando empieza a oír insultos hace zapping. Este modo de interpelarse no contribuye precisamente al buen prestigio de la política. No hay razones muy fundadas para aceptar que política y mala educación forman parte del mismo espectáculo. Pero damos por supuesto que el debate democrático es una forma de sublimación de la violencia, de sustitución de las agresiones físicas por las verbales. Si es así, que dure.

Mas es un hombre aseado que no dice en sociedad las cosas que suelta contra Maragall en los medios. Aunque sea el heredero de Pujol, aparece en estas elecciones como el aspirante. Hace tiempo que va buscando el cuerpo a cuerpo con Maragall porque lo necesita para subir un peldaño y colocarse de igual a igual. Maragall le esquiva porque considera que su par, por representatividad y escalafón, es Pujol. Mas va subiendo el tono, con la esperanza de que Maragall pique. No hay manera. Maragall es muy terco. Tengo la sensación de que Mas tiene todavía unos meses por delante para ir ampliando la gama de improperios.

Entre tanto ruido, ¿dónde están los alcaldes? Mientras no se demuestre lo contrario, estas elecciones son municipales. Y sin embargo, en los medios sólo vemos a Pujol, Mas y Maragall. A los candidatos malos ya les va bien que sean sus líderes los que arrastren el voto, pero hay muy buenos alcaldes que han hecho muchos méritos por sí solos. Un respeto, señores líderes nacionales: paso a los alcaldes y a los candidatos, y paso a la vivienda, a la inmigración, a la seguridad.

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