"Comunidad de sacrificios"

La nueva Ley Concursal pretende ante todo la búsqueda de soluciones, la continuidad de la empresa a través de un plan de viabilidad y el mantenimiento de los puestos de trabajo. Para ello, uno de los principios rectores que informan la nueva ley, explica el secretario de Estado de Justicia, Rafael Catalá, es el de la "comunidad de sacrificios" de los trabajadores y acreedores, en la que todos colaboran cediendo parte de sus derechos para dar salida a la situación.

Aunque el objeto del concurso no es el saneamiento de empresas, el convenio puede salvar las que se consideren total o parcialmente viables, en beneficio de los acreedores, el concursado y los trabajadores.

Incluso en el caso de llegarse a la liquidación, ésta da preferencia a las soluciones que garanticen la continuidad de la empresa, "soluciones prácticas y positivas", dice Catalá, de forma que la liquidación puede hacerse del total de la empresa o sólo parcialmente, dejando vivas algunas líneas de producto.

El secretario de Estado de Justicia subraya también el acortamiento de los tiempos del proceso. Mientras los procedimientos clásicos por quiebra tardan en resolverse ahora entre dos y dos años y medio y una suspensión de pagos se dilata alrededor de 18 meses, el nuevo procedimiento concursal está previsto que se resuelva en un año y en su modalidad abreviada, en que los plazos se reducen a la mitad, en un periodo de seis a siete meses.