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ELECCIONES 25M | La batalla de las tres capitales

Los partidos juegan a fondo en las capitales

Bilbao, San Sebastián y Vitoria, gobernadas por tres formaciones diferentes, optan entre la continuidad y la alternancia con la incógnita de los efectos de la ilegalización de Batasuna

Bilbao librará una de las contiendas electorales más interesantes en un principio. Al hecho de ser la ciudad vasca más poblada (cerca de 355.000 habitantes), se añade la escasa diferencia de votos entre PNV y PP en las últimas elecciones y las incógnitas de adónde irán los sufragios de la suspendida Batasuna y de la autodisuelta Iniciativa Ciudadana Vasca (ICV), el partido del ex alcalde José María Gorordo. Son en total casi 40.000 votos y seis concejales en disputa, que serán cruciales para decidir el futuro gobierno municipal.

La coalición PNV-EA, ganadora en 1999 por poco más de 11.000 votos sobre el PP, aspira a conseguir la mayor parte de esos seis ediles. La exigua mayoría en el pasado mandato ha supuesto un calvario para Iñaki Azkuna, que no logró aprobar un solo presupuesto y ha tenido que funcionar con la prórroga de las últimas cuentas de su antecesor, Josu Ortuondo.

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Las caras se repiten en las candidaturas. Iñaki Azkuna (PNV-EA), Antonio Basagoiti (PP), Dimas Sañudo (PSE) y Julia Madrazo (IU) vuelven a pugnar por una alcaldía en manos del PNV desde la reinstauración de la democracia. El PP, que ahora tiene un edil menos que los peneuvistas, concurre con la idea de vencer por vez primera en unas municipales en Bilbao y por ello inició una intensa campaña hace ya un mes. Los socialistas aspiran a entrar en esa pugna PP-PNV. Por su parte, IU quiere confirmar en las urnas la subida que le auguran las encuestas y captar parte del electorado de ICV y Batasuna, mientras que el debutante Aralar intenta entrar en el consistorio.

La nueva corporación va a encontrarse con un Bilbao en plena transformación urbanística, con el desarrollo de Abandoibarra (el nuevo centro junto a la Ría) ya lanzado, pero con otras operaciones de regeneración más amplias y complejas pendientes: el área de San Mamés, con el traslado de la Feria de Muestras a Barakaldo el próximo año y el futuro campo de fútbol, o la vasta zona de la península de Zorrozaurre, junto a la ría. Y con el gran problema del tráfico sobre la mesa, que satura a diario la capital en su interior y sus principales accesos.

San Sebastián, cosa de dos

En San Sebastián, está por ver cuánto dará de sí la destreza pactista que han demostrado Odón Elorza -en la alcaldía durante los últimos 12 años (tres mandatos) gracias a sus acuerdos con el PNV, la coalición EA-PNV y el PP, respectivamente- y Román Sudupe, que ha gobernado desde 1995 la Diputación guipuzcoana con los apoyos del PSE y Batasuna, alternativamente. Ambos libran una batalla descarnada por ser el candidato más votado -el pase forzoso para ocupar la alcaldía, tal y como han prometido solemnemente- y son sabedores de que tienen enfrente a un férreo contrincante, en una pugna que se ha lanzado con mucha antelación a la campaña. Como tercera en discordia está la aspirante del PP, María San Gil, empeñada en no quedarse fuera de escena. Y, en un segundo plano, IU y Aralar concurren con la esperanza de que la ausencia de Batasuna les reporte algún beneficio electoral.

El gran interrogante es si aceptarán Elorza y Sudupe verse relegados a liderar la oposición si no ganan las elecciones. Si no es así, ¿serán capaces de unir sus fuerzas en un gobierno de coalición? Mientras se despejan las dudas, cada cual juega sus bazas atacando al adversario donde más escuece. El candidato del PSE, enfant terrible del socialismo vasco, se ha apropiado de la etiqueta del donostiarrismo más apolítico para presentar a Sudupe como un aterrizado que desconoce la realidad de la capital guipuzcoana. El hombre impuesto por el PNV en San Sebastián, empadronado en las vísperas electorales, se presenta como único defensor de "lo positivo".

El PP sólo concibe acuerdos post-electorales con los constitucionalistas, lo que abocaría a San Gil a cicatrizar con urgencia las heridas abiertas tras la ruptura del pacto de gobierno que mantuvo con Elorza durante tres años (entre 1999 y 2002). Ahora bien, el actual alcalde ya ha advertido de que no quiere saber nada con quien justificó el ataque a Irak.

Los problemas de la vivienda, el tráfico y el empleo han quedado en un segundo plano en San Sebastián, eclipsados por la pugna Elorza-Sudupe.

Caras nuevas en Vitoria

En Vitoria, la fórmula Alonso ha creado escuela. El PP se hizo en 1999 con la alcaldía que dejó vacante el eterno José Ángel Cuerda con un candidato desconocido, de escasa experiencia municipal y los únicos avales de su nueva imagen y de Jaime Mayor Oreja. Los otros partidos han decidido seguir la estela de la renovación hasta el punto de que sólo Alonso repite como cabeza de lista.

La coalición PNV-EA trata de recuperar para el nacionalismo la capital menos nacionalistas con Mikel Martínez, de 41 años, que ha ejercido de portavoz en las Juntas Generales. Mayor perfil político tiene el socialista Patxi Lazcoz, de 37 años, portavoz municipal estos dos últimos años y concejal desde 1999. IU ha recurrido a José Navas, procedente de la política vizcaína, asesor de Javier Madrazo en el Gobierno. Y Unidad Alavesa, en tiempos de crisis, presenta a su veterana dirigente la llodiana Enriqueta Benito.

Alonso parte con la ventaja de estar en el gobierno, pero la previsible ausencia de un ganador con mayoría absoluta obligará a a pactar después de las elecciones. En ese sentido, la colaboración entre el PP y los socialistas durante la última legislatura ha resultado sorprendentemente cordial. El PSE, desde la oposición, ha apoyado al Gobierno del PP y UA en los grandes asuntos. Alonso y Lazcoz firmaron un pacto en materia de vivienda, el tema central de la anterior campaña electoral y que, aunque no en la misma medida, seguirá teniendo un sitio primordial.

También han conseguido sacar adelante durante cuatro años seguidos el presupuesto municipal, algo que no se ha dado en las otras capitales vascas. Los únicos roces se han escenificado en los asuntos sociales, donde el PP ha recibido críticas desde toda la oposición. La nueva corporación tendrá ante sí retos como la transformación de la ciudad a raíz del soterramiento del ferrocarril, la implantación del tranvía, o el crecimiento de los nuevos barrios.

Información elaborada por Alberto Uriona, Mikel Ormazabal y Eduardo O. de Arri.

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