Las FARC dispararon a quemarropa a los 10 secuestrados, según los forenses

El informe forense es rotundo: los 10 fallecidos en la provincia colombiana de Antioquia fueron asesinados por sus secuestradores de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y no murieron durante el rescate militar. Con aplausos, batiendo pañuelos y claveles, fue recibido en la noche del martes en la sede de la Gobernación el féretro con los restos del gobernador Guillermo Gaviria, uno de los asesinados. De nuevo, la escena: un vestíbulo convertido en velatorio, flores y un desfile de personas que querían dar el último adiós a un hombre calificado como "mártir de la paz".

Con el murmullo de fondo de los rezos fúnebres se repitió allí, en voz baja, el debate que el resto del país se hacen en voz alta y en que se culpa y se disculpa al Gobierno por lanzar el operativo que acabó en tragedia. "Fue torpe", decía un asistente, "diez muertos y ningún guerrillero detenido". A su lado, otro le contradice: "¿Por qué la guerrilla, que tuvo tiempo para huir, no lo hizo con sus rehenes?".

Las declaraciones del sargento Pedro Guarnizo, uno de los tres supervivientes de la matanza, retratan lo ocurrido: "Pasaron los helicópteros y ellos vieron que estaba llegando tropa. Tenían por donde movernos, pero esos infames dieron la orden de matarnos. En la primera arremetida no me toca ningún tiro milagrosamente. Los que dispararon se retiraron, pero recibieron la orden de su jefe, El Paisa: 'Devuélvanse, revisen y rematen'. Dios me quería vivo. Veinte minutos después de la matazón llegaron los soldados y ya no había rastro de los guerrilleros".

Un informe forense, divulgado por el fiscal general de Colombia, Luis Camilo Osorio, establece que el gobernador de Antioquia, Guillermo Gaviria; su asesor de Paz, el ex ministro de Defensa Gilberto Echeverri -secuestrados el 21 de abril de 2002-, y ocho miembros del Ejército fueron ejecutados. El fiscal general declaró que las víctimas fueron asesinadas por disparos de fusiles AK-47, desde poca distancia y que sus cadáveres "tienen tiros de gracia".

En la noche del martes se vieron las imágenes del campamento donde pasaron los últimos cuatro meses los 13 cautivos. No hay señales de combate -como insisten las FARC, que hablan de un operativo militar de 600 hombres-. Se ven los cambuchos, las camas de palo, tablas y un plástico como colchón.

El presidente Álvaro Uribe visitó la zona y después fue a Medellín para consolar a los familiares de las víctimas. El empresario y líder político Guillermo Gaviria Echeverri, padre del gobernador, y Lina Echeverri, una de las hijas del ex ministro asesinado, respaldaron la decisión del presidente Uribe de intentar el rescate. La viuda de Gaviria, Yolanda Pinto, fue crítica -"El Gobierno provocó la situación"- y responsabilizó al Estado de la acción de rescate.

"Los colombianos no saben qué tipo de hombres se perdieron", declaró a este periódico Iván Echeverry , secretario general de la Gobernación de Antioquia, en medio del velatorio. "Esto es un desangre; no nos podemos seguir matando más entre los colombianos, debemos buscar otras salidas con justicia social".

Y esto fue lo que buscaron los políticos asesinados: aplicaron la de la no-violencia, predicaron la cultura de la paz, la posibilidad de un diálogo con intermediación, realizaron talleres de puertas abiertas en los 125 municipios e idearon un plan de gobierno para acabar con la injustica. "Es una tarea dura. Algunos creen que estamos locos, que el gobernador era un ingenuo. Lo que buscamos es una alternativa que el pueblo, sin saber lo que es la guerra, está pidiendo".