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Reportaje:

Clases para ladrones

La policía desarticula una red que se dedicaba a enseñar a reventar cabinas de teléfono

Más de un centenar de buscavidas con aspiraciones de liquidez en operaciones rápidas de escaso riesgo han cursado un máster no reglado, con prácticas incluidas, de cómo reventar cabinas telefónicas en el menor tiempo posible, sin ser vistos y con seguridad de botín. Los nueve especialistas encargados de tal formación fueron detenidos el pasado martes por efectivos de la policía nacional de Valencia y Alicante en las localidades de Montaverner y Gandia. Son de origen rumano, de entre 25 y 37 años, tienen antecedentes múltiples por robo y robo con fuerza en las cosas, pasarán en breve a disposición judicial y a cuatro de ellos se les expulsará por estancia ilegal en España.

La limpieza de los cajetines de las cabinas telefónicas ha traído de cabeza a los efectivos de la policía. La compañía Telefónica ha presentado centenares de denuncias. Desde el pasado mes de enero, en Valencia se han detenido 80 personas, todas de origen rumano según fuentes policiales, y entre 20 y 30 por los mismos hechos en Alicante.

Los robos se realizaban a plena luz del día, con taladro incluido, y casi sin dejar rastro

Matricularse requería ser de origen rumano, cierta vocación y dotes para las manualidades. Los doctores del robo proporcionaban a los alumnos un manual sobre las características de las cabinas telefónicas, las últimas medidas de seguridad aplicadas por la compañía propietaria, prácticas de manejo de las llaves para manipular el cajetín -hechas a mano- y de uso de un taladro. Los robos se efectuaban en cualquier lugar, se cuentan por miles las cabinas afectadas en territorio valenciano. La forma de operar se basaba en el disimulo: acercamiento al objetivo con naturalidad, certificar mediante una maniobra especializada que la cabina está cargada de euros, coger el auricular con la mano izquierda, hacer ver que se habla mientras en la mano derecha se sostiene un taladro cubierto con una bolsa que amortigua el ruido, perforar, abrir la tapa, meter la llave, cerrar y poner masilla en el agujero del taladro con una pasta del color de la cabina. El teléfono sigue funcionando y la operación es de lo más limpia.

Sin embargo para la policía ha resultado no serlo tanto. Después de dos meses de pesquisas bajo el paraguas de una operación bautizada como Harvard, los nueve capos están detenidos. Los agentes de las policías judiciales de Valencia y Alicante tratan de cerrar la cifra definitiva de fraude de la que son responsables y precisar el número de personas a las que han adiestrado.

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