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EE UU quiere ampliar el censo de bólidos

El Rastreo de Vigilancia Espacial estadounidense, cuyo objetivo es encontrar el 90% de los NEO más peligrosos (tamaño superior a un kilómetro de diámetro, que es el límite inferior para provocar una catástrofe mundial), ha superado el ecuador, con unos 600 objetos encontrados del millar previsto. El plan, que realizan la NASA y la Fuerza Aérea, se puso en marcha en 1998, para ser cumplido en una década, vigilando una región de 200 millones de kilómetros alrededor de la Tierra. Los expertos se estudian ahora la posibilidad de extender el rastreo a cuerpos potencialmente peligrosos más pequeños, según debatieron en un seminario sobre el peligro de los NEO celebrado en la reunión de este año de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (Denver).

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El daño potencial de los cuerpos más pequeños es menor que el de los de tamaño superior a un kilómetro, pero son mucho más difíciles de ver y hace falta invertir más dinero y esfuerzo para extender el censo, planteó David Morrison, de la NASA.

Los especialistas abordan el problema del los NEO de impacto catastrófico en términos de "baja probabilidad, enormes daños". Clark R. Chapman (Southwest Research Institute) señaló que la probabilidad de que en este siglo un bólido desencadene un holocausto cósmico como el que aniquiló a los dinosaurios hace 65 millones de años, es de inferior a una en 100.000.

Parte del debate en Denver se dedicó a debatir la conveniencia o no de alertar a población ante la amenaza de un bólido celeste.

No hay, al menos en EE UU, estudios serios en marcha de tecnologías de desviación de un asteroide, advirtieron los expertos. Pero además, "ningún país tiene planes, ni existen acuerdos internacionales de respuesta coordinada de defensa civil" ante una eventualidad de este tipo, señaló Lee Clarke (Universidad del Estado de Nueva Jersey). Los especialistas valoraron el hecho de que según la experiencia, la población no reacciona necesariamente con pánico ante situaciones extremas, sino al contrario. "La gente es perfectamente capaz de seguir planes, incluso ante catástrofes extremas, pero tales planes deben existir", dijo Clarke.

¿Se puede hacer algo ante un bólido que vaya a chocar con el planeta? Depende. Clarke puso el ejemplo de un objeto celeste que cayera al océano -más probable que en tierra, puesto que el mar supone el 70% de la superficie del planeta-. "Podría crear una inmensa ola que azotaría las costas, y un plan apropiado de defensa civil podría organizar el desplazamiento de la población con anticipación", advirtió.

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