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AL VOLANTE | PRUEBA
Columna
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Sólido y manejable

El Meriva comparte la base del Corsa, pero con una carrocería monovolumen que aumenta el espacio interior. Y a pesar de ser algo más largo, mantiene un comportamiento dinámico similar: buena manejabilidad y agradable sensación de solidez.

Un motor apropiado

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El utilitario más práctico y flexible

El motor 1.6 16v. de gasolina (100 CV) es la versión intermedia de la gama y ofrece un rendimiento correcto y unas prestaciones suficientes para la mayoría. Incluye un cambio manual con las cinco marchas bien escalonadas para sacarle partido. Y aunque el Meriva no destaca por su ligereza (1.375 kilos), el conjunto mueve bien el peso y circula con soltura: responde desde bajo régimen y no exige reducir a menudo en ciudad; se estira con alegría hasta las 6.000 revoluciones y permite mantener buenos ritmos en carretera, en parte por su buena aerodinámica. Sólo le falta nervio en las subidas y al adelantar, sobre todo si se viaja con carga. La altura aumenta la sensibilidad al viento lateral, pero no supone un gran inconveniente.

Los consumos son muy variables y dependen de cómo se use la mecánica. En conducción suave puede gastar entre 7 y 8 litros, sube a 9 en ciudad y llega a 11-12 si se estiran las marchas.

Suspensiones mejorables

El Meriva es muy ágil y manejable en ciudad, y su buen ángulo de giro facilita las maniobras. Además, a pesar de tener la base de un utilitario, da sensación de solidez en carretera, es fácil de conducir y puede afrontar los viajes sin apuros. Pero las suspensiones no alcanzan el equilibrio deseable. Opel ha optado por unos reglajes blandos que priman el confort y el resultado es aceptable, pero sólo con una conducción suave y relajada en buenos asfaltos. En estas condiciones muestra sus mejores virtudes:obedece dócilmente a la dirección, permite viajar con comodidad y tiene una buena estabilidad.

Sin embargo, en cuanto se aumenta el ritmo, aparecen algunas carencias: acusa la altura e inercias de la carrocería, balancea más de la cuenta en las curvas y se muestra menos preciso. En trazados en mal estado, con baches y ondulaciones, las suspensiones son poco progresivas y acaban resultando secas, lo que limita el confort en los viajes.

Por lo demás, los frenos paran con rapidez, resisten el esfuerzo e incluyen un buen ABS. Puede montar el control de estabilidad ESP, aunque como opción (410 euros), una solución muy recomendable para un coche familiar.

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