Francia exigirá las huellas digitales a los que pidan visados

Las autoridades consulares francesas pedirán las huellas digitales a los demandantes de visados de entrada en Francia y esta información será almacenada en un fichero central, según las medidas contenidas en un proyecto de ley para el control de la inmigración, adoptado ayer por el Consejo de Ministros a iniciativa del ministro de Interior, Nicolas Sarkozy.

Los ciudadanos de la UE, EE UU y Japón están exentos de visado para entrar en Francia. Las autoridades de París afirman que sus medidas se integran en los trabajos en curso "a escala comunitaria" para introducir datos biométricos en los pasaportes, visados y permisos de residencia. Sarkozy ha preferido no esperar, considerando muy urgente la contención de la inmigración irregular en Francia, donde se estima que viven entre 200.000 y 300.000 extranjeros en condiciones ilegales o sin documento alguno.

A falta de las precisiones de procedimiento que pueda aportar la tramitación parlamentaria de la ley, la creación del archivo de huellas de los demandantes de visado implicará atacar un gran problema. Francia es la primera potencia turística del mundo (76,7 millones de visitantes en 2002) y tramita un enorme número de visados de entrada. A juicio de la Liga de los Derechos Humanos, su país dará una "imagen deplorable" al mundo con la exigencia de las huellas en los visados.

Más tiempo de retención

Además, Sarkozy quiere ampliar de 12 a 30 días el plazo legal para mantener a un inmigrante en un centro de retención antes de organizar su vuelta al país de procedencia, sorteando el obstáculo del plazo vigente para tramitar la expulsión. Habrá facilidades materiales para que los jueces encargados de resolver los recursos contra esa medida actúen directamente en los puertos, estaciones o aeropuertos. Las condiciones para obtener un permiso de residencia serán endurecidas igualmente, excepto para los ciudadanos de la UE, para los que se contempla la supresión de este documento, cuya obtención exige todavía engorrosos trámites.

A todo ello se agrega un arsenal de medidas para impedir los "matrimonios de conveniencia", que tendrán la consideración de delito penado hasta con cinco años de cárcel. Un extranjero casado con una persona de nacionalidad francesa deberá esperar dos años para obtener un permiso de residencia. Y el extranjero que obtenga ese permiso por el procedimiento de reconocer la paternidad de un niño habrá de demostrar que ejerce de padre, so pena de ser expulsado.