El general Feliú irá a Bagdad como adjunto al 'ministro' de Seguridad

El general español Luis Feliú será el viceministro de Seguridad del Gobierno de ocupación anglo-estadounidense en Bagdad. Su cargo oficial será el de "adjunto al asistente en materia de Seguridad" del general estadounidense retirado Jay Garner, responsable de la Administración interina. Garner, director de la Oficina de Reconstrucción y Ayuda Humanitaria (ORHA) contará con una serie de "asistentes", que actuarán como ministros en la sombra hasta que el nuevo Ejecutivo, integrado por ciudadanos iraquíes, se ponga efectivamente en marcha y vaya asumiendo de forma progresiva sus funciones. Estos "asistentes", de nacionalidad estadounidense en casi todos los casos, contarán a su vez con adjuntos de países que, como Australia y en menor medida España, forman parte de la coalición.

El puesto más importante reservado a España es el que ocupará Feliú, cuyo cometido principal será trabajar en la reconstrucción del Ejército iraquí. Por su parte, Miguel Benzo, subdirector de Relaciones Económicas Internacionales del Ministerio de Exteriores, será uno de los adjuntos -no el único, como en el caso de Feliú- del asistente de Garner para Ayuda Humanitaria.

El Gobierno español tiene reservados otros dos puestos de adjuntos en la Administración de Bagdad: uno en el ministerio de Reconstrucción y otro, en el de Patrimonio Histórico-Artístico. Aunque aún no se ha designado a sus titulares, el segundo será con toda probabilidad José Pérez Lázaro, consejero técnico del Instituto del Patrimonio Histórico, dependiente de Cultura, quien fue agregado cultural español en Bagdad entre 1969 y 1976. Hacer un inventario del expolio sufrido por el patrimonio artístico y cultural iraquí será uno de los primeros retos de su departamento.

20 o 30 funcionarios

En total, el Gobierno español se propone aportar entre 20 y 30 funcionarios a la Administración dirigida por Garner. Su trabajo se desarrollará en Bagdad, al margen de las tropas españolas desplazadas al puerto de Um Qasr, en el sur del país, a las que tiene previsto visitar en las próximas semanas el ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa.

Los militares españoles embarcados en el buque Galicia se centran actualmente en prestar ayuda humanitaria a la población civil y a los prisioneros iraquíes. Este cometido se ampliará a las tareas de seguridad cuando se incorpore el nuevo contingente militar que está preparando Defensa. Se trata de una agrupación tipo brigada de casi 900 efectivos que, sumados a los 630 que ya se encuentran en Irak, completarían la cifra máxima de 1.500 aprobada por el pasado Consejo del Ministros.

La brigada española, que podría completarse con unidades de otros países, se integraría en la división británica que controla el sur de Irak y contaría con una zona de responsabilidad propia en el área de Um Qasr, según las fuentes consultadas.

Uno de los problemas con que tropiezan ahora los militares españoles es que deben pedir permiso a sus homólogos británicos cada vez que quieren salir del puerto viejo, donde se encuentra atracado el Galicia, ya que los segundos son los responsables de la seguridad en toda la ciudad.

El nuevo contingente excede la capacidad de alojamiento del buque, por lo que ya se está buscando un emplazamiento para el campamento español en unas antiguas instalaciones de la ONU.

Aunque la operación militar es independiente de la participación de funcionarios en la Administración interina, ambos aspectos están bajo la tutela del Ministerio de Defensa. De hecho, el comisionado del Gobierno para la reconstrucción de Irak es el secretario de Estado de Defensa, Fernando Díez Moreno; su adjunto, el general Luis Feliú y el coordinador general de su oficina, el también general José Antonio Beltrán, subdirector general de Política de Defensa.

Según su decreto de creación, el comisionado para Irak depende orgánicamente del Ministerio de Defensa y funcionalmente del Gabinete de Crisis.