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Schröder amenaza con dimitir si el SPD no apoya su recorte de ayudas sociales

El canciller alemán convoca un congreso en junio para acallar a los 12 disidentes

El canciller alemán, Gerhard Schröder, amenazó ayer con dimitir si el Partido Socialdemócrata (SPD) rechaza la Agenda 2010, un amplio abanico de recortes del Estado de bienestar con el que el Gobierno rojiverde pretende reactivar la estancada economía alemana. Aunque no es la primera vez que Schröder hace depender de estas reformas el futuro de su Gobierno, las declaraciones de ayer son el pistoletazo de salida para un mes de movilización, en el que el canciller pretende arrinconar a 12 parlamentarios socialdemócratas que impulsan un referéndum en el SPD para rechazar los recortes sociales.

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"Quien quiera decidir o imponer algo distinto, ha de saber que con ello sustraería la base de mi trabajo y me obligaría a obrar en consecuencia", afirmó Schröder, en una frase que fue interpretada por propios y ajenos como una amenaza de dimisión. Si bien el jefe de Gobierno no descartó modificaciones menores en la Agenda 2010, al mismo tiempo dejó claro que no está dispuesto a cambiar "la gran línea" de los recortes, cuyas facetas más polémicas se refieren a la reducción de las prestaciones por desempleo y a la disminución de la cobertura del sistema de seguridad social. "Yo considero esto mi responsabilidad. Quien tenga otra opinión, tiene que saber lo que está haciendo", remachó el canciller.

La Agenda 2010 había sido presentada en el Parlamento el 14 de marzo. Eran los días previos a la guerra en Irak, que, durante las siguientes semanas, acaparó la atención de la opinión pública y centró casi exclusivamente el debate en la capital alemana. Sólo tras esta especie de respiro para un canciller fuertemente acorralado desde que se impusiera en las elecciones de septiembre del año pasado, las fuertes resistencias que suscitan las reformas comenzaron a salir a la luz.

Descontento sindical

Ahí están, por una parte, los sindicatos, por regla general rea-cios a cualquier desmantelamiento de la protección laboral. Una de las más poderosas entre estas organizaciones, la IG Metall, acaba de designar como nuevo presidente a un funcionario de la línea dura, Jürgen Peters. El descontento en este sector, tradicionalmente vinculado a la socialdemocracia, es tan grande que hasta ayer no estaba claro si Schröder iba a poder intervenir en la manifestación del Primero de Mayo, a la que tradicionalmente acuden los dirigentes del SPD.

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Pero ahí está también, por otra parte, el ala izquierda del propio partido gubernamental, cuya fuerte oposición a las reformas ha desconcertado visiblemente a Schröder y a sus colaboradores. En lo que la dirección del SPD ha calificado como un serio agravio, 12 parlamentarios -la mayoría de ellos hasta entonces poco conocidos en la opinión pública- han rechazado abiertamente la Agenda 2010 y han convocado un referéndum en el SPD con el que pretenden impedir los recortes más dolorosos.

Sólo después de constatar estas resistencias, Schröder convocó un congreso extraordinario de su partido para el próximo 1 de junio. Ya previamente se habían programado cuatro conferencias regionales del SPD, la primera de las cuales se celebró ayer en Bonn. "Sin renovación, a la larga no podremos garantizar la justicia social", alertó desde allí un combativo canciller. Al menos desde el punto de vista del canciller, estas reuniones no deberán servir para modificar las reformas, sino tan sólo para recabar el apoyo de los delegados.

Precisamente en medio de este panorama se ha de interpretar la amenaza de dimisión lanzada ayer, pronunciada a la entrada de una reunión de la dirección del SPD, que acto seguido adoptó de manera íntegra la Agenda 2010 como moción al congreso extraordinario. Esta decisión, que intenta excluir de antemano mayores modificaciones de las reformas económicas y sociales, se acordó por 28 votos a favor, 4 en contra y 4 abstenciones. La intervención del canciller se produjo ayer en la antigua capital federal ante unos 500 delegados de los Estados federados (länder) de Renania del Norte-Westfalia, Renania-Palatinado y el Sarre. Previamente, en Berlín la cúpula del SPD y el grupo parlamentario dieron su apoyo a los planes del canciller.

La correlación de fuerzas confirma que los partidarios de las reformas son mucho más numerosos que sus detractores, pero no supone mayor alivio para Schröder, cuya coalición con Los Verdes sólo dispone de cuatro votos más que la mayoría absoluta en el Bundestag, la Cámara baja del Parlamento.

Para apaciguar a los rebeldes, la dirección socialdemócrata decidió crear, al mismo tiempo, cinco grupos de trabajo, en los que en las próximas semanas se discutirán algunos detalles de la Agenda 2010. Aunque ello fuera interpretado como un gesto de buena voluntad por algunos de los portavoces del ala izquierda, otros mantenían ayer su rechazo.

"Hasta ahora, todo indica que se cargarán las tintas sobre los ingresos bajos y medianos y no se le pedirán cuentas a los sueldos altos. Esto no es política socialdemócrata", insistió Florian Pronold, que forma parte del grupo de los 12 parlamentarios críticos.

Gerhard Schröder entra en la sede federal del SPD en Berlín para reunirse con la dirección socialdemócrata. 

/ AP
Gerhard Schröder entra en la sede federal del SPD en Berlín para reunirse con la dirección socialdemócrata. / AP

Rebajas en el pago a los parados

Considerada como un "primer paso en la dirección correcta" por los institutos económicos, la Agenda 2010 presentada por Schröder el pasado 14 de marzo prevé considerables recortes a un generoso Estado de bienestar cuya financiación es cada vez más difícil. La duración de la prestación por desempleo (en la actualidad hasta 32 meses), se reducirá a un máximo de 12 meses (18 para personas mayores de 55 años, próximas a la jubilación). También el subsidio por desempleo se recortará, unificándolo con los pagos de asistencia social (cerca de 600 euros mensuales). Los parados de larga duración serán fuertemente presionados para aceptar cualquier puesto de trabajo.

Con miras a estabilizar las cuentas de la Seguridad Social, por otra parte, la Agenda 2010 prevé que los pagos por incapacidad temporal ya no sean cubiertos por el seguro general (financiado a partes iguales por las cotizaciones de empleadores y empleados), sino por uno nuevo, íntegramente financiado por los trabajadores.

Otras propuestas prevén medidas como una drástica liberaliza-ción del régimen que regula los oficios manuales, ejemplo paradigmático del alto grado de protección que disfruta parte de la economía alemana (en 94 de estas profesiones, desde el electricista hasta el joyero, sólo el llamado maestro de oficio puede fundar una empresa). Al margen de la Agenda 2010, otras reformas que se vienen discutiendo son las reestructuraciones de la sanidad y de las pensiones. Para poder financiar estos dos sistemas, se prevén sustanciales reducciones tanto en la cobertura médica como en las jubilaciones, que de acuerdo a la más reciente propuesta ya sólo se cobraría a los 67 años (65 años, hoy por hoy).

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