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Reportaje:

Ciencia con acento británico

El Reino Unido muestra su poderío en biotecnología en el 50º aniversario del ADN

El Reino Unido está celebrando esta semana en que hoy se cumplen 50 años de la publicación de la estructura en doble hélice del ADN, y lo hace con la afirmación de que ese descubrimiento, que se produjo en Cambridge, marcó, en palabras de Tony Blair "el inicio de una era dorada de la biociencia británica que continúa": el país de la oveja Dolly es el líder europeo en genética y biotecnología.

Un enfoque pragmático, que ha llevado a los británicos en los últimos años a regular los aspectos más conflictivos de la manipulación del material genético, como las células madre embrionarias y el diagnóstico genético, les está permitiendo atraer capital humano y financiación de fuera para aprovechar eficientemente la histórica base científica que mantiene bien financiada.

En ciencias de la vida, el marcador británico es bueno. De los 46 premios Nobel británicos de los últimos 50 años, dos tercios lo han sido en química o medicina y fisiología. Y en biotecnología, el Reino Unido sólo se compara con EE UU y afirma ser el segundo de la lista, con 19.000 empleados en un sector que mueve 1.800 millones de libras anuales (2.460 millones de euros), como ha recordado Lord Sainsbury, ministro de Ciencia británico desde 1997.

Según Blair, "el Gobierno reconoce que la biotecnología es una industria clave para los puestos de trabajo y la prosperidad futura, así como para nuestro bienestar", pero los científicos señalan que aunque hay dinero suficiente para investigar (sobre todo por la poderosa fundación The Wellcome Trust) existe mucho menos capital disponible que en EE UU para invertir en hacer llegar productos al mercado.

Sainsbury y el ministro de Educación presidieron el acto más solemne de celebración del 50 aniversario del ADN en el marco gótico del Ayuntamiento de Londres la noche del miércoles, convocados por la Royal Society, el Medical Research Council (MRC, Consejo de Investigaciones Médicas) y la revista Nature, donde se publicó el descubrimiento el 25 de abril de 1953.

Allí estuvieron James Watson, codescubridor de la estructura junto a Francis Crick; Francis Collins, que anunció la pasada semana en Washington que se ha completado el genoma humano; Harold Varmus, ex director de los Institutos de la Salud de EE UU; Alec Jeffries, padre de la huella de identificación genética, el genetista Lewis Wolpert, directivos de la industria biotecnológica y personajes de la cultura. También asistieron numerosos premios Nobel, entre ellos el veterano Sydney Brenner, que ha dotado una beca con el nombre de Crick para aquellos científicos jóvenes que trabajen al estilo del brillante británico, ausente por su delicada salud. Por la misma razón no estuvo Maurice Wilkins, que compartió en 1962 con Crick y Watson el premio Nobel de Medicina.

Para los convocantes del acto igual consideración que los tres últimos citados merece Rosalind Franklin (los cuatro eran investigadores del MRC, un organismo público creado en 1913) y por ello asistió Jennifer, la hermana de Rosalind, fallecida en 1958. Abrió el acto Lord May, presidente de la Royal Society, organismo que ha protestado vivamente por la reciente iniciativa votada en el Parlamento europeo para prohibir la clonación terapéutica y limitar la investigación con células madre. Luego compareció Watson, quien aseguró que el final de la secuenciación del genoma humano le ha hecho muy feliz "porque hemos producido algo bueno para el resto del mundo".

Ahora está en marcha el proyecto Biobank, que pretende procesar en el Reino Unido datos sobre salud y ambiente de 500.000 voluntarios de entre 45 y 69 años para conocer mejor las complejas interacciones que causan enfermedades. Además, este mes se pone en marcha una nueva agencia británica para regular el acceso público a las pruebas genéticas predictivas.

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