_
_
_
_
CÁMARA OCULTA | NOTICIAS Y RODAJES
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¡Todos a la cárcel!

A las películas de Berlanga les pasa como a los buenos vinos, que mejoran con el tiempo. Hace diez años hizo ¡Todos a la cárcel!, y ahora parece que meternos a todos en la cárcel puede ponerse de moda. Y de camino, solucionarse ciertos problemillas enojosos como, por ejemplo, el de la crisis del cine español. Si las gentes del espectáculo continuaran manifestándose, y prosperase el proyecto de militarizar la opinión, en poco tiempo estaríamos sin individuos que hicieran cine autóctono, y quizá hasta sin espectadores. (La censura militar prohibió en su día El crimen de Cuenca, y sólo el cambio de su Código de Justicia liberó de la cárcel a Pilar Miró.)

Pero también desde la cárcel se pueden dirigir películas. Así lo hizo el turco Yilmaz Güney, detenido por oposición al régimen. El director daba instrucciones a su ayudante, que corría a transmitirlas al lugar de rodaje. El resultado fue la película Yol, tan apasionante que ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Sigue siendo un misterio cómo Güney logró hacerla; lo cierto es que, cuando su ayudante dirigió películas por su cuenta, no fueron ya tan interesantes. A pesar de la censura y de tan extraño sistema de dirección, Yol fue una obra personal. Inexplicablemente.

Miguel Marías y otros críticos fueron detenidos por defender un filme de Buñuel en Valladolid

La censura vuelve a rugir. En la cadena HBO han prohibido la emisión de Comandante, el documental de Oliver Stone sobre Fidel Castro, que se elogió en el festival de Berlín por su "visión equilibrada". Exigen "actualizarlo". A Tim Robbins y Susan Sarandon les han prohibido un acto sobre la película de béisbol que interpretaron hace quince años porque "han puesto en peligro a las tropas estadounidenses en Irak haciendo señales de paz ante las cámaras en la ceremonia de entrega de los Oscars" (sic). Y otros quieren que se suprima la emisión de Slice O'Life porque su actriz, Janeane Garofalo, se manifestó contra Bush, y asimismo la interpretada por Martín Sheen en el papel de presidente del país... Spike Lee ha comentado esta semana que "la razón de que EE UU sea una potencia mundial no es que tenga más armas nucleares, sino su cultura: la TV, el cine, la música, McDonald's, Disney, Nike, Pepsi, Coca-Cola; éstos son los que dominan el mundo".

Spike Lee es un tipo combativo, tenaz, desordenado, y doblemente independiente por su condición de cineasta negro. Esta semana se proyecta una película suya en el Festival de cine independiente de Buenos Aires. Allí mismo Marisa Paredes ha asegurado que "si no preservamos nuestra independencia, no existiremos".

Por otra parte, en Cuba ha comenzado el Primer Festival de Cine Pobre (donde participan dos directores españoles, Fernando Merinero con La novia de Lázaro y Paco Algaba con El honor de las hormigas), también con la idea de agrupar esfuerzos independientes y hacer "producciones de bajo costo con temáticas no tradicionales y algunas veces poco comercializables". Es de esperar que no les detengan, que en Cuba tampoco se están andando con chiquitas.

Desde hace años aparecen y desaparecen festivales que intentan fomentar la estética del llamado cine pobre, en la creencia de que en él puede haber mejor contacto con la realidad o mayor libertad para la experimentación. Allá por los setenta, Julio García Espinosa promulgó la defensa de un "cine imperfecto" y surgieron cineastas por toda la América pobre atraídos por una definición que dignificaba su trabajo. Y al tiempo, en España, el festival de Benalmádena también aupaba el cine independiente, lo que no era fácil. Ricardo Franco y otros cineastas acabaron en la cárcel por definirse en él contra la dictadura, y también Miguel Marías y otros críticos fueron detenidos por defender una película de Buñuel en el Festival de Valladolid...

Cine censurado, cine independiente, cine sin medios, cine desde la cárcel... Parece estar repitiéndose el ciclo. Y puede que también viejos temores de Berlanga: "Siempre he sido lo suficientemente independiente como para poder pensar lo contrario, aunque a los independientes nos den de vez en cuando unos castañazos tremendos. Nunca he creído que me fueran a meter en la cárcel, pero en todo caso he tenido miedo...". Ya se sabe. Cosas de Berlanga.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_