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GUERRA EN IRAK | La situación en Bagdad

Los médicos reciben a tiros a un herido armado en un hospital de Bagdad

El centro Kindi queda sin apenas personal tras los saqueos y tiroteos registrados

Francisco Peregil

Nadie quiere trabajar en el hospital Kindi, el mismo donde se atendió al niño Alí Smain, que se quedó sin dos brazos, con el pecho quemado y sin 12 miembros de su familia. Desde hace seis días, todos los enfermos del Kindi, incluido Alí, han sido trasladados a otros hospitales.

De las 502 personas que trabajaban en el centro antes de la guerra, sólo 10 continúan allí. Y de ellas, únicamente cuatro doctores acuden cada día al hospital para atender las urgencias. Veinticinco voluntarios armados con rifles, todos ellos a las órdenes de Haider Daud, técnico de reparación de televisores, custodian el centro. Ayer, mientras un camión descargaba medicamentos y cuatro periodistas españoles esperaban consulta, un coche se precipitó en el hospital. Varios enfermeros se tiraron al suelo y dispararon con sus rifles para repeler la agresión. Periodistas, enfermeros, enfermos..., todos miraban desde el suelo estupefactos. Fue una escena más en un Bagdad sin ley ni orden.

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Ya por la tarde, Daud explicó la razón: "Fue un simple malentendido. Alguien que pretendía traer un enfermo llevaba armas en el coche y entonces hicimos unos cuantos disparos de advertencia. Pero no ha ocurrido nada más".

De entre los 32 hospitales de Bagdad, el Kindi ha sido uno de los que más ha padecido la ausencia de personal. ¿La razón? Algunos voluntarios armados aseguraban que en el Kindi se trataba a los guerrilleros que vinieron de fuera de Irak para combatir contra Estados Unidos. Daud niega ese extremo. Pero uno de los pocos doctores que aún continúa trabajando allí lo confirma: "Aquí había guerrilleros de Siria, de Egipto, de Marruecos... Cuando llegó la gente intentando saquear esto ellos repelieron los ataques. Pero después llegaron los americanos. Y se los han llevado a otro hospital".

Daud se queja de la poca colaboración que ha recibido por parte de los estadounidenses. "Los que estamos protegiendo el hospital no nos conocíamos hace tan sólo seis días. Yo vine aquí porque éste es el sitio de referencia para mí cuando traía a algún familiar o a un amigo enfermo. Y de repente, ver todo esto entre tiros, bombas y amenazas de saqueo, me hizo tomar las riendas. Pedí a los americanos que pusieran por lo menos uno o dos soldados delante de la puerta. Eso le daría mucha tranquilidad a la gente. Pero no han hecho nada. Menos mal que estamos recibiendo la colaboración de un grupo de médicos italianos que nos han traído toneladas de medicamentos. Y también gasolina para alimentar los generadores. Pero los americanos no están haciendo nada".

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"¿Qué están haciendo?"

Otro de los voluntarios, Alí Hussein al Zudaidi, que se presenta como un chií estudiante de religión, se lamenta también de la poca colaboración de los estadounidenses. "Con Sadam estábamos mal y ahora estaremos peor. Sadam ha arruinado la vida de mi familia. A mi hermano lo metió en la cárcel en 1992 y aún no sé nada de él. Y a mí me metieron 15 días en una celda donde no podía ponerme de pie. Quince días estuve gateando como un animal. Sólo por razones religiosas. Pero ahora llegan los americanos, ¿y qué están haciendo? ¿Ésta es la liberación de la que hablaban?".

Cada vez que entra un camión cargado de medicamentos en el hospital, los enfermeros de batas azules o batas verdes, apostados en lo alto de las terrazas, vigilan la mercancía como si se tratara de algún metal precioso.

Daud, el voluntario que coordina la protección del hospital, espera que en los próximos dos días el centro vuelva a funcionar normalmente. "Poco a poco, los médicos irán tomando confianza y volverán aquí".

Daud presume de que hasta el día de hoy ni una sola tirita ha sido robada del hospital Kindi. Sólo faltan los médicos y los enfermeros.

Dos mujeres iraquíes miran a las fuerzas estadounidenses que buscan armas de destrucción masiva, ayer en el barrio de Kazemiya en Bagdad.
Dos mujeres iraquíes miran a las fuerzas estadounidenses que buscan armas de destrucción masiva, ayer en el barrio de Kazemiya en Bagdad.AP

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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