Caixaforum muestra el impacto de la fotografía en la España del XIX
La exposición refleja cómo el nuevo invento cambia la mirada sobre la realidad
"No es una exposición de autores. Es una exposición de obras", dijo ayer Juan Naranjo en la presentación de La fotografía en España en el siglo XIX, la muestra que hasta el 6 de julio presenta Caixaforum en Barcelona. El comisario de la exhibición pretende, a través de 165 imágenes, mostrar el impacto de los inicios de la fotografía en la sociedad española y cómo a partir de ese momento cambió de forma radical la mirada de la gente sobre la realidad.
Se podría establecer un paralelismo entre el impacto que supuso la irrupción de la fotografía en la vida española del siglo XIX y el que ha tenido Internet en el tránsito del siglo XX al XXI. Tal como se explica en la exposición, la fotografía encontró rápidamente espacios para ocupar un relevante lugar en diferentes órdenes de la vida. Uno de ellos fue el comercial. España se había convertido en el siglo XIX en el destino turístico preferido de los viajeros ingleses y franceses.
"Lo que buscaban era algo singular, no las levitas que podían ver en Madrid o Barcelona", explicó Naranjo. Por ese motivo se comercializó, gracias a la fotografía, un tipo de recuerdo que fijó el tópico de lo español que ha durado hasta la actualidad. Los viajeros que no llevaban cámara podían regresar a su país con imágenes de recuerdo de manolas, bandoleros, toreros y tipos rústicos en composiciones realizadas muchas de ellas en estudios fotográficos.
Para Marta Gili, responsable de fotografía de la Fundación La Caixa, "ésta es una exposición que nos habla de cómo se fijó un tipo de mirada que todavía permanece en nuestra manera de ver las cosas".
Pero de igual manera que la imagen tópica de España podía expandirse por el mundo, el tópico de otros países también llegaba a la Península. "De hecho, hay algunas de las fotografías de la época, en las que aparecen índigenas de Filipinas, que en realidad eran gente letrada que se había vestido como sus antepasados porque era la imagen éxotica que también se reclamaba desde España", explicó Naranjo.
Junto al apartado dedicado a las Identidades, la fotografía en el siglo XIX, se presenta un conjunto de obras bajo el epígrafe De la imagen privada a la pública, que ilustra la aportación de la fotografía en la democratización de diferentes ámbitos de la sociedad. Los retratos, ejecutados hasta entonces por pintores, dejaron de ser algo exclusivo de la alta sociedad. "Existía cierta urgencia de fotografiarse para que, en caso de fallecimiento, la familia conservara una imagen del finado. Era una manera de que su recuerdo se preservara", explicó Naranjo.
Junto al impacto que supuso en las clases populares, los personajes distinguidos pudieron reforzar su poder mediante la multiplicación de su propia imagen. En este sentido, la exposición habla también del inmenso potencial político que representó la implantación de la fotografía. A este respecto se puede contemplar el retrato oficial de la reina Isabel II, cuya posibilidad de amplia distribución permitía el reforzamiento de su autoridad. También se extendió en la población un curioso coleccionismo, consistente en adquirir retratos de gente distinguida.
Realidades limitadas
La fotografía también permitió la difusión de realidades hasta entonces muy limitadas al ámbito de lo privado. Al igual que sucede en las publicaciones actuales de la prensa rosa, muchos personajes ilustres accedieron a posar en sus casas.
El último apartado lleva por título La modernidad y se remite a la utilización que hicieron ingenieros y arquitectos de la fotografía y a la nueva mirada que propuso la arquitectura moderna. El progreso científico, que caminaba acelerado por todos los ámbitos sociales, encontró en la fotografía una manera de documentar y difundir sus logros. En la exposición pueden contemplarse, entre otras, imágenes de los puentes de hierro construidos para el paso del ferrocarril y nuevas perspecivas de la ciudad desde elevados andamios.
La fotografía en España en el siglo XIX
, que no pretende ser un relato histórico de la fotografía del XIX, cierra el ciclo iniciado por la Fundación La Caixa con las exposiciones La vanguardia fotográfica española (1997) y La fotografía pictorialista española (1998).
Babelia
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