Barcelona se moviliza de nuevo el día siguiente a la toma de Bagdad
La huelga sólo afectó al sector educativo y la Administración
El día siguiente a la toma de Bagdad, Barcelona se movilizó de nuevo contra la guerra. Una manifestación de 30.000 estudiantes y profesores fue la protesta más multitudinaria, en una jornada jalonada de actos que tuvo por escenario el centro de la ciudad. El paro de dos horas tuvo un seguimiento masivo en el sector educativo, mayoritario en la Administración, escaso en las empresas y nulo en el comercio.
La manifestación de los estudiantes, que empezó a mediodía en la plaza de la Universitat y finalizó, una vez más, frente a la sede de la Delegación del Gobierno, congregó a 30.000 personas, según la Guardia Urbana, y a 50.000 a juicio de los organizadores. Durante el recorrido de la marcha, que transcurrió en ambiente festivo, con un fuerte clamor de cacerolas y sin apenas incidentes, numerosos comercios cerraron sus puertas, algunos para secundar la convocatoria de paro y otros por prevención contra los piquetes. Todas las tiendas de la calle de Pelai optaron por bajar las persianas, como también lo hizo El Corte Inglés de la plaza de Catalunya y el Burguer King de La Rambla. Los lemas contra la guerra que habían dominado las manifestaciones anteriores fueron sustituidos ayer por otros dirigidos contra los gobiernos de José María Aznar, George W. Bush y Sadam Husein, con frases como "el Estado capitalista es el único terrorista", "no a los negocios de la posguerra".
"Ahora es cuando, más que nunca, debemos salir a la calle, porque lo peor está por venir", señaló Mireia Zamora, estudiante de Filología Árabe, quien creía que la manifestación de ayer era "menos antiguerra y más anti-Aznar y contra la globalización económica". A juicio de su compañera de estudios Anna Baqué, todas las movilizaciones convocadas en Barcelona "están siendo muy positivas porque la gente está tomando conciencia. Por ejemplo, ahora se leen más periódicos y hay más interés en conocer la realidad del mundo árabe". El centro de la ciudad, con fuerte presencia policial, sólo vivió algún momento de tensión cuando varias personas increparon a la policía por impedir el paso desde la plaza de Catalunya hasta el Portal de l'Àngel.Cuando la manifestación llegó a la Delegación del Gobierno, frente al Pla de Palau, miles de estudiantes, profesores y otros ciudadanos se sentaron en las calles de alrededor, donde siguieron cantando consignas y colgando pancartas
como la de un grupo de estudiantes de secundaria, que se metieron en la fuente del Marqués de Campo Sagrado, cuyas aguas tiñeron de rojo, y colgaron un gran cartel que rezaba: "BCN llora por las víctimas de todas las guerras".
Cuando ya casi había finalizado la concentración en el Pla de Palau, un grupo de 20 jóvenes lanzó piedras, bolsas de pintura y huevos contra la sede de la Delegación del Gobierno, por lo que decenas de manifestantes optaron por rodear el edificio frente a ellos bajo el grito "no a la violencia".
Pero la gran manifestación estudiantil no fue el único acto de protesta de ayer. A mediodía, en el centro de la ciudad, centenares de estudiantes participaron en marchas y actos de protesta
Invitación al cierre
Unos 200 universitarios bajaron por el paseo de Gràcia invitando a los comercios a bajar sus persianas. Lo lograron en algunos de los establecimientos más conocidos e incluso convencieron a los empleados de dos hoteles para que retiraran la bandera de Estados Unidos de las marquesinas de los establecimientos. Simultáneamente, un centenar de personas se sumaron a la iniciativa del grupo Boicot Preventivo, que organizó una suerte de pasacalle que se detuvo frente a "las empresas que financian la guerra", según explicaron sus miembros. Fueron objeto de su protesta la sede del BBVA de la plaza de Catalunya, el edificio de la Bolsa y la delegación de Hacienda de la plaza de Letamendi. Ante estos puntos, los manifestantes lanzaron bolsas de pintura rosa y mostraron pancartas en las que se leía "que se vayan todos" y "paremos la economía de guerra". El grupo finalizó su marcha ante el Burguer King de La Rambla, donde con una gran paella los jóvenes cocinaron hamburguesas vegetales que repartieron entre los transeúntes.
La sede del PP, junto a la plaza de Francesc Macià, también fue objeto de protestas. Un grupo de estudiantes de periodismo de distintas facultades efectuó un acto de homenaje a los periodistas muertos durante la guerra de Irak lanzando aviones de papel hechos con papel de periódico a los agentes que custodiaban el edificio.
En Montmeló, el PP también fue protagonista, pero en un sentido distinto al de Barcelona. La formación política, con su presidente y candidato a la alcaldía de la localidad, Adriano del Moral, en la cabeza, colgó en distintos lugares del pueblo un cartel en el que se leía: "No a la guerra, no a las armas de destrucción masiva, no al hambre", informa Sílvia Marimón. Esta iniciativa no es el primer rechazo a la guerra de los populares de Montmeló puesto que Francisco Marisca, concejal de ese partido en la población, se convirtió en el primer cargo electo que dimitió en Cataluña por su desacuerdo con la guerra del Irak.
En Barcelona, la jornada de movilizaciones finalizó en la plaza de Catalunya, donde por la tarde unas 2.000 personas formaron un mosaico humano que reproducía el símbolo contra la guerra utilizado en la mayoría de carteles, pancartas y pegatinas de rechazo al conflicto. "Estamos contra todas las guerras, y por eso hay que seguir movilizándose", explicó ayer Pilar Sáenz, de 32 años, mientras recogía una cartulina de las 14.000 que tenía preparadas la Plataforma Aturem la Guerra, que organizó el acto de ayer. Hacia las ocho de la tarde, el diámetro de esta céntrica plaza se convirtió durante unos minutos en el famoso logotipo. Después de que miles de brazos levantaran sus respectivos colores, centenares de voces corearon "no a las guerras", así, en plural, y después muchos cantaron temas de Bob Dylan y Lluís Llach.
Por su parte, los teatros de Barcelona se sumaron a las protestas contra la guerra y decidieron no alzar el telón, informa Belén Ginart. Todas las funciones se suspendieron en un paro cívico convocado por la Plataforma Cultura y Espectáculos Contra la Guerra y respaldado por toda la profesión. Incluso varios estrenos fueron suspedidos y pospuestos hasta esta noche. El Liceo, sin embargo, sí estrenó un nuevo montaje de la ópera Orfeo ed Euridice, pero antes de empezar la representación se leyó un comunicado del comité de empresa tomando posición claramente contra la guerra. Al finalizar la función, a las 22.00 horas, invitaron a los espectadores a sumarse a la protesta de los actores, que acompañados por técnicos y otros trabajadores de las salas y por ciudadanos anónimos, encendieron velas a las puertas del teatro y desde allí salieron en luminosa procesión hasta la plaza de Catalunya.
Una vez allí, los participantes en la protesta depositaron las velas en el círculo central de la plaza y realizaron un simulacro de masacre con los actores tirados en el suelo. Seguidamente se leyó el manifiesto de la plataforma que pedía que las tropas angloamericanas se retiren de Irak y que se imponga la soberanía del pueblo. En el manifiesto se recordó a los periodistas muertos en el conflicto, en especial a Julio Anguita Parrado y José Couso.
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