_
_
_
_
Desde el Pacífico
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La neumonía atípica y la ciencia de las redes

UNA DE LAS DIFERENCIAS ENTRE LA COSTA Pacífica y la Atlántica de Estados Unidos es que en el Oeste se es más sensible a lo que ocurre en Extremo Oriente. La guerra de Irak parece más distante para los habitantes de San Francisco que para los de Nueva York. Y la epidemia de neumonía atípica es una realidad más angustiante. Se debe a la existencia de una gran minoría asiática que mantiene estrechas relaciones con su continente de origen, y a los múltiples intercambios comerciales que existen.

El temor gana terreno. Las familias originarias de Asia anulan las tradicionales vacaciones en sus países. En Los Angeles, el resto de la población se abstiene de entrar al barrio chino -donde uno ya no encuentra máscaras de protección- y los aeropuertos del sureste asiático han visto caer el tráfico en más de un 65%. La semana pasada, California era el Estado de la Unión donde se encontraban la mayoría de los casos de infección de neumonía atípica (Síndrome respiratorio agudo severo, o SRAS en español).

La neumonía ya tiene un impacto económico considerable en la medida que ha desacelerado la actividad alrededor del Pacífico, la región más dinámica del mundo
En la ciencia de las redes, lo esencial es la distribución de los nodos y las conexiones en la Red. Los nodos, en este caso, son personas infectadas
Más información
ALBERT-LÁSZLÓ BARABÁSI::

El virus ya tiene un impacto económico considerable en la medida que ha desacelerado la actividad alrededor del Pacifico, la región más dinámica del mundo. La zona de Silicon Valley está particularmente inquieta ya que lleva esperando desde hace un buen tiempo una recuperación de la economía que se traduzca en un resurgimiento de órdenes de compra en el sector de la informática. En este momento, una gran parte de las piezas y de los aparatos son fabricados en la provincia de Guangdong, en China, bajo la dirección de ejecutivos instalados en Taiwán que, por miedo, se niegan a seguir viajando. Intel acaba de cancelar dos conferencias de más de mil personas cada una en esos dos lugares.

Curiosamente, es la ciencia de las redes, importantísima para las tecnologías de la información, la que brinda las perspectivas más interesantes sobre el desarrollo de una epidemia y la manera de luchar contra ella. Esta ciencia ya ha mostrado su efectividad en la comprensión de ciertos virus informáticos como Melissa o I love you.

Dentro de la concepción epidemiológica tradicional, todo es cuestión de la rapidez de difusión del mal y del umbral a partir del cual la población afectada comienza a crecer rápidamente. Para la ciencia de las redes, lo esencial es cuestión de la topología, es decir, de la distribución de los nodos y las conexiones en la red. Los nodos, en este caso, son personas (o ordenadores) infectadas. La mayoría de los nodos no tiene más que un grado de conectividad relativamente reducido (un número bajo de conexiones), pero un pequeño número de éstos tiene un gran numero de vínculos con otras computadoras.

Llamados hubs o cubos, estos son estratégicos, pues en la medida en que sean afectados contribuyen de manera exponencial a la difusión del virus biológico (o informático).

En el caso de la neumonía atípica, que parece ser transmitida por medio de las partículas microscopias que uno emana cuando respira o tose, los hubs son "aquellos que por su naturaleza propia necesitan entrar en contacto (así sea brevemente) con mucha gente", nos explica el profesor Albert-Laszlo Barabasi, profesor de Física y uno de los investigadores del mundo más reconocidos en la materia. Vale para azafatas, enfermeros y médicos entre otros.

La gente se inquieta por el hecho de que todavía no se haya desarrollado un tratamiento contra el mal. La buena noticia es que el periodo de contagio es de unos diez días y basta con aislar a los enfermos durante dos semanas para contener la epidemia. "Prestar atención a los hubs es muy importante", explica Barabasi. "No es el tratamiento lo que aquí importa, sino aislar a los hubs... y a las personas infectadas de los hubs". Esto vale hasta para los médicos que pueden quedarse en su casa como lo hacen algunos ya que "la ausencia potencial de esos profesionales de la salud no causa un problema mayor en la medida en la cual, de todas maneras, no hay tratamiento", estima. Recordemos que es el punto de vista de un profesor de Física.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_