Guerra y elecciones
En medios políticos de EE UU llevan tiempo advirtiendo de que esta guerra no se acaba en Irak. De momento, los siguientes objetivos señalados son Siria e Irán. No resulta complicada la percepción de intereses petrolíferos y coloniales situados en la trastienda de esta guerra ilegal.
El clamor popular en contra de la guerra (suponiendo que se pueda llamar guerra a esta masacre) no ha conseguido cambiar la postura de Aznar, en total sintonía con la de Bush. Uno de los argumentos esgrimidos gira en torno a la mayoría parlamentaria del PP, interpretada como un cheque en blanco.El próximo 25 de mayo habrá elecciones municipales y autonómicas. Y por mucho que nos quieran vender que este proceso se mueve en un mundo distinto al de unas elecciones generales, los partidos (con los candidatos del PP a alcaldes y a presidentes autonómicos, a favor de la guerra) son los mismos. Y que nadie se engañe: la única manera de cambiar las tesis belicistas del Gobierno de España pasa por que el resultado de las urnas sea coherente con lo que dice la mayoría social.
Un nuevo éxito electoral del PP supondría un respaldo incondicional a la política belicista de Bush (hoy contra Irak, mañana contra Siria e Irán). Que cada uno asuma su responsabilidad.
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