"Nuestro estatuto no se mueve en la dialéctica del regateo"
Ha sido uno de los pesos pesados en el equipo de 11 hombres y mujeres que Convergència i Unió ha dedicado, desde el pasado 22 de diciembre, a la redacción de su proyecto de Estatuto. Ramon Camp (Mataró, 1954) es portavoz de CiU en el Parlament y ha trabajado en la construcción del armazón con el que los nacionalistas se lanzan a la aventura pospujolista.
Pregunta. ¿Qué diferencias ve entre el proyecto de Estatuto de CiU y el del PSC?
Respuesta. Son dos textos muy distintos, difíciles de comparar con rigor. CiU presenta un documento con 22 bases y 272 propuestas y el PSC, uno con 20 bases y 57 propuestas. El proyecto del PSC es muy genérico, sin compromisos y no aporta garantías. No sería ninguna boutade decir que su estatuto, tal como está redactado, podría reducirse a muchas cosas que ya tenemos. No habla de un régimen especial para Cataluña, de cambiar las relaciones entre Cataluña y España.
P. El PSC habla de la España plurinacional...
R. Sí, pero a efectos prácticos debería ir más allá de decir que Cataluña es una nación, hacer hincapié en que Cataluña necesita un régimen singular, no el mismo que el de las 17 autonomías. El Estado plurinacional no es el de las 17 autonomías, sino el que reconoce a las naciones como Cataluña.
P. ¿Eso es lo que ustedes proponen?
R. Sí. Queremos recuperar el pacto constitucional de 1978, el Título VIII de la Constitución, que no dice nada de que España se debe organizar en 17 autonomías, sino que cada estatuto debe fijar un quantum asimétrico, porque la Constitución, de haberlo querido, habría precisado la simetría.
P. ¿Tiene realmente cabida su estatuto en la Constitución?
R. No nos estamos moviendo en la dialéctica del regateo administrativo. Queremos un marco de relaciones nuevo y eso cabe en una lectura autonomista del marco constitucional. Y, si no cupiese, la propia Constitución prevé su reforma, que también es constitucional. CiU basa su reivindicación de derechos históricos en la Disposición Adicional primera de la Constitución y, en última instancia, en el derecho democrático a decidir nuestro futuro.
P. ¿Llevan 23 años al frente del Gobierno de Cataluña y ahora se les hace imprescindible la reforma del Estatuto o es un anzuelo electoral?
R. En 1980 nos comprometimos a reformar el Estatut y en 1981 se produjo el golpe del 23-F. Después la LOAPA... Se hacía imposible ir por la vía de la reforma, pero no quiero quitar mérito al Estatut actual por el que hemos tenido que superar muchos inconvenientes. PSOE y PP no han hecho precisamente una lectura autonomista de la Constitución. Durante años CiU se ha decantado por la opción de la relectura de la Constitución y del Estatut. Pero ahora ya no podemos estar sujetos a la coyuntura. El camino hecho en estos 23 años justifica una nueva etapa. Es la hora de un nuevo Estatut nacional que dé muchas más garantías y supere lagunas. La política de recentralización del PP hace que nos planteemos un nuevo escenario basado en la soberanía compartida, el pacto de autogobierno y que permita trabajar para el futuro que queremos.
P. Pero, ¿es o no electoralismo?
R. No debe extrañar a nadie que la reforma del Estatut se plantee en un proceso electoral. Los ciudadanos han de dar fuerza política al proyecto y CiU lo necesita.
P. ¿Teniendo en cuenta la experiencia histórica, no les da la impresión de que están escribiendo una carta a los Reyes?
R. No podemos ser ilusos con la reforma. Pero es importante que hagamos la propuesta y que reclamemos la fuerza de la gente de Cataluña. Hace falta tener detrás la voluntad de la gente y la fuerza de los votos. Y que el ciudadano pueda elegir entre las diferentes propuestas.
P. En el asunto de financiación autonómica ustedes apuestan por el concierto económico, pero algunas veces lo han considerado insolidario...
R. Nuestra propuesta será justa, porque la actual es injusta. El déficit fiscal en Cataluña es un escándalo, quizás de los mayores de Europa y eso no es un problema de CiU, sino de Cataluña. A pesar de haberlo decidido el Parlament, las balanzas fiscales no se han publicado nunca. Evidentemente damos un papel importante a la solidaridad.
P. ¿Conocer la lengua es un derecho o un deber?
R. El artículo 3 de la Constitución dice que es un deber conocer el castellano, no dice que no haya que conocer otra lengua. La sociedad catalana está invirtiendo muchos recursos para que los ciudadanos tengan conocimiento del catalán y del castellano.
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