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GUERRA EN IRAK | Los horrores del régimen

Tropas británicas hallan en una base militar del sur de Irak cientos de restos humanos

Los cuerpos presentan signos de haber sido ejecutados y tienen aún restos de uniformes

Yolanda Monge

Soldados británicos encontraron ayer en una base militar iraquí abandonada, a las afueras del pueblo de Al Zubayr, en el sur del país, cientos de cráneos y huesos, algunos todavía con restos de uniformes, dentro de bolsas de plástico. Estaban en ataúdes de madera sin sellar con inscripciones en árabe. Viejas y descoloridas fotografías mostraban los supuestos rostros de lo que ahora son cadáveres mutilados imposibles de reconocer. Caras quemadas e hinchadas. La mayoría de las víctimas parecían haber sido ejecutadas de un tiro en la cabeza.

Sobre cada bolsa de plástico había un garabato con rotulador.

Con los dientes rotos o sin dientes, cráneos con disparos de bala salían de las bolsas metidas en ataúdes de madera apilados en columnas de a cinco dentro del viejo almacén militar. Muchos de los restos humanos tenían tarjetas de identificación atadas a los cadáveres. Algunas de las bolsas habían sido abiertas y restos de esqueletos y de harapos yacían esparcidos por el suelo. Expertos forenses examinarán los restos de lo que parecía ser una morgue "improvisada" en el pueblo iraquí de Al Zubayr, según informaron militares del Reino Unido.

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"Son todo ejecuciones", aseguró ayer un soldado británico. Un compañero de filas, el capitán Jack Kemp, fue el primero en entrar en la antigua base militar iraquí. Dijo que dentro había más de 200 bolsas llenas de restos humanos "muy viejos". "Sin duda, estos restos de cadáveres no son del presente conflicto, podrían ser de cualquiera anterior", dijo el oficial británico. Parte de la documentación encontrada en los restos de los cadáveres sugería que la masacre fue cometida en 1985.

De ser cierta o aproximada esta fecha, las supuestas ejecuciones se cometieron durante la guerra entre Irán e Irak, que duró ocho largos años y en la que hubó más de un millón de bajas en ambos bandos. En marzo de 1988, cinco meses antes de que terminase esa contienda, el régimen de Sadam gaseó a unos 4.000 kurdos en el pueblo de Halabia, en "castigo" por el aumento de kurdos que huían de sus compromisos militares.

Fuera del almacén convertido en supuesta cámara de tortura, un patio agregaba horror al descubrimiento. Una plataforma conducía hasta un muro de ladrillo plagado de disparos. Todo hacía sospechar que había sido un paredón de fusilamiento. Entre el muro y el escalón que conducía a él, una especie de acequia donde supuestamente caían los cadáveres tras ser ejecutados. "Trataremos todo esto como si se tratase de una fosa común", comunicó el capitán Kemp. Un joven soldado contemplaba un catálogo de horror. Un diario con las fotografías de los torturados y de los ejecutados.

Entre los militares británicos se comentaba la posibilidad de que se habían topado con un campo de detención y muerte del régimen de Bagdad. "Fueran quienes fueran estas personas, los que los mataron no tuvieron mucho respeto hacia ellos", sentenció uno de los soldados a la pregunta de un compañero sobre si era importante para los musulmanes recibir sepultura al morir.

Un soldado británico sostiene un catálogo con las fotos de los cadáveres encontrados en una antigua base militar iraquí.
Un soldado británico sostiene un catálogo con las fotos de los cadáveres encontrados en una antigua base militar iraquí.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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