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Reportaje:GUERRA EN IRAK | Cerco a Bagdad

"Los tiros suenan muy cerca de mi casa"

El pánico comienza a hacer mella entre los habitantes de Bagdad, que no saben hasta dónde han entrado las tropas de EE UU

Francisco Peregil

Llegaron los estadounidenses a Bagdad. Mientras el ministro de Información iraquí, Mohamed Said al Sahaf, declaraba que el Ejército de su país había vuelto a controlar el aeropuerto, que habían muerto cientos de americanos y que otros permanecían rodeados por los iraquíes en una pequeña zona del aeropuerto, la realidad iba por otro lado.

Un total de 25 carros blindados Abrams y 12 vehículos acorazados Bradley se unieron a las fuerzas que habían tomado la noche anterior el aeropuerto internacional, a 20 kilómetros del centro de la capital. La ciudad parece hallarse completamente cercada por las tropas de Estados Unidos. La carretera que va desde Bagdad a Tikrit, el lugar de nacimiento de Sadam Husein y el área donde cuenta con más apoyo, permanecía ayer cortada por las tropas estadounidenses.

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A pesar de que el ministro de Información aseguraba que todo estaba bajo control, sus propios funcionarios no actuaban en consonancia con esas declaraciones. Uno de los guías que asigna el Ministerio de Información acudió a las nueve de la mañana a su puesto de trabajo para decirles a los cuatro periodistas para los que trabajaba: "Me van a disculpar ustedes, pero hoy no puedo cumplir con mi trabajo. Los tiros suenan muy cerca de mi casa, tengo a mi mujer y a mi madre indefensas. Y debo ir con ellas. El chófer había quedado conmigo a las ocho y media de la mañana. Son las nueve y media. Me extraña que no haya venido".

A las dos de la tarde apareció el chófer: "Discúlpenme. Me ha sido imposible venir esta mañana. Mi barrio está al lado del aeropuerto y había calles cerradas por los militares. Mi familia ha salido hoy de Bagdad. A lo mejor voy a necesitar dormir en el hotel para estar más seguro. ¿Podría utilizar alguna habitación de ustedes?".

Todos los periodistas se encuentran repartidos entre el hotel Palestine, cuyas habitaciones están ocupadas al completo, y el Sheraton. Se hallan uno enfrente del otro. Ayer, algunas familias de civiles iraquíes pertenecientes a la elite económica y social empezaron a ocupar habitaciones con cajas repletas de botellas de agua y otros víveres. Confiaban en que el hotel de los periodistas sería un lugar seguro, pero justo en frente del Sheraton, a unos 200 metros, el Ejército iraquí plantó ayer seis cañones antiaéreos.

Mientras hacía esto, el Ministerio de Información llevaba a los periodistas a un barrio de palestinos que había sido víctima del fuego de bombas racimo durante la noche. No se había registrado ningún muerto, tan sólo unos diez coches incendiados y unos treinta heridos, pero el pavor aún se apreciaba en la cara de niños y adultos. Había gente como el licenciado en Filología Española Musa Jalie, de 35 años, que se mostraba convencido de que los norteaamericanos habían sido derrotados esa noche en el aeropuerto. "Tengo a una hermana viviendo cerca. Ayer fui a verla y sé que han muerto muchos americanos. Ojalá se vayan todos al infierno", decía. Justo cuando los más de cien periodistas captaban las imágenes de los cristales rotos y los restos de bombas esparcidos por el suelo, sonaron detonaciones de otro bombardeo muy cercano. "Escriba, escriba que están bombardeando cerca de aquí", señalaba otro vecino.

Ayer, mientras algunos medios informaban de que los estadounidenses habían entrado en Bagdad y otros aseguraban que todo el centro permanecía bajo control de los iraquíes, un periodista preguntó: "¿Y cuál es el centro de Bagdad?". Y otro le contestó: "El centro es este hotel, donde estamos nosotros. Éste es uno de los sitios que van a defender".

En la representación diplomática de Cuba, una de las tres abiertas en la ciudad, junto con las de Rusia y el Vaticano, el embajador Ernesto Abascal escuchó durante varias horas de la mañana fuegos muy intensos a muy pocos metros de allí. "Cuando cesó el fuego, un compañero dijo: 'Uno de los dos bandos ha tenido que ganar y dejar fulminado a otro, porque si no, es imposible que hayan dejado de disparar de esa manera". Anoche, en las calles céntricas de la ciudad no había tanquetas y todo parecía bajo control de los iraquíes.

Secuencia de la caída de la estatua de Sadam Husein  en  Basora, derribada por un carro blindado británico.
Secuencia de la caída de la estatua de Sadam Husein en Basora, derribada por un carro blindado británico.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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