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La quimera del oro en el poblado minero de Chima

El trabajo del minero es muy duro para obtener unas cuantas hojuelas de oro en el lecho del río Tipuani. Suelen reunir hasta un gramo del preciado metal y luego lo venden por menos de diez euros para sobrevivir al desempleo, el hambre y la miseria que afecta a buena parte de los bolivianos. La búsqueda de oro es especialmente arriesgada cuando los mineros perforan galerías bajo el lecho del río, con el peligro de que se derrumben por la humedad. Esta técnica es utilizada por los mineros de Chima, con medios de extracción rudimentarios.

Igual de arriesgado es, como denunció la radio de Tipuani, el uso de explosivos en los socavones abiertos en los cerros, lo que debilita su estructura. Es lo que parece haber sucedido en el cerro de Pucaloma, que se levantaba 400 metros sobre el poblado de Chima.

Hace un par de semanas se descubrieron grietas en el cerro, y se advirtió a los pobladores para que dejaran el lugar ante el peligro de un deslizamiento de tierras sobre el campamento. Pero en esta crisis nadie quiere dejar una mínima posibilidad de ganar algo.

En La Paz, el Gobierno del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada dispuso declarar a Chima como "zona de desastre municipal y de calamidad pública", para poder canalizar la ayuda necesaria para los damnificados. Sin embargo, el portavoz presidencial, Mauricio Antezana, aclaró que no existe aún información oficial sobre los daños personales y materiales ocasionados por el alud.

Las instituciones locales tienen muy poco que ofrecer a los pobladores en este tipo de emergencias debido a la falta de recursos. El mínimo socorro que ha llegado hasta la zona hasta ahora lo ha hecho con 24 horas de retraso. El hospital de Tipuani, equipado por la ayuda española con rayos-X, una pantalla de quirófano y varias camas quirúrgicas, no tiene personal ni presupuesto para pagarlo. Tipuani es la localidad más grande de las vecinas a Chima. Está a 10 kilómetros, pero el viaje entre una y otra puede durar entre 5 y 7 horas.

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