Un mensaje entre las ruinas: "Aquí vive gente"

Los escombros son el motivo dominante en Grozni, una ciudad que está destruida en un 80%, donde ninguna casa tiene agua corriente y sólo el 30% tiene electricidad. Entre las ruinas, sin embargo, aparecían ayer destellos de vida. Entre los hierros retorcidos y los muros hundidos había casas en construcción, ventanas con cristales, puertas recién colocadas, mujeres que asomaban la cabeza desde un patio interior y, a veces, letreros: "Aquí vive gente". Grozni tiene hoy 207.000 habitantes teóricos. En otros tiempos llegó al medio millón.

A las tres de la tarde, los periodistas fuimos conducidos a la estación, que también era un colegio electoral. A esa hora, tras dos días de viaje, llegaban los viajeros de Moscú, y una multitud cargada con fardos abandonaba el andén y se dispersaba por las calles llenas de baches. Tamara, que en el pasado trabajó como funcionaria en la Administración de Pensiones, había votado esa mañana. "Quiero volver a trabajar, que me paguen un sueldo y que mi hijo vaya a la escuela", afirmaba metiendo en su coche la maleta de su hermana, recién llegada de la capital de Rusia. Entre los que salían de la estación estaba Raisa Sebastianova, una rusa jubilada, contenta por haber vuelto a recibir su pensión de algo más de 50 euros. Su marido había muerto y su único apoyo eran sus vecinos chechenos.

Las cifras de asistencia al referéndum dadas ayer por los representantes oficiales resultaban imposibles de verificar de forma independiente, porque los observadores externos eran pocos y porque los periodistas acreditados carecíamos de movilidad individual y tuvimos que someternos a un rígido programa.

La presencia externa en el referéndum se limitó a las zonas del río Terek, habitualmente tranquilas, y a Grozni.