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GUERRA EN IRAK | Crisis humanitaria

Los refugiados se agolpan en las fronteras

Las organizaciones humanitarias creen que los desplazados superarán los 600.000 previstos

La ONU pidió ayer formalmente a los países vecinos con Irak que abran sus fronteras a los refugiados que huyen de la guerra. Este dramático llamamiento, reiterado desde Ammán por el Alto Comisionado para los Refugiados -ACNUR-, coincidía con la llegada a Turquía, Siria, Irán y Jordania de las primeras oleadas de desplazados, que según los expertos podrían superar fácilmente los 600.000 inicialmente previstos. Las cifras son alarmantes. Pocas horas después de iniciarse el ataque, se amontonaban ya en la frontera con Siria más de 5.000 refugiados, otros 6.000 en los puestos fronterizos de Irán, al menos 10.000 en los de Siria, mientras que en Jordania el número de desplazados no supera los 300; en total unas 21.000 personas, a las que a duras penas, por ahora, se les puede dar asistencia.

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Las estadísticas oficiales difundidas ayer en Ammán por ACNUR no hacían ninguna referencia a un número indeterminado de personas que se amontonan en el otro lado de los puestos fronterizos, en Irak, donde esperan en medio del viento, el agua y el frío, permiso para acceder a un país de refugio, mientras que las agencias humanitarias internacionales, a duras penas pueden acercarse a ellos.

Éste es el resultado de la política de "puertas cerradas" que han empezado a adoptar algunos Gobiernos vecinos de Irak, especialmente Turquía y Jordania, con la que tratan de evitar los perjuicios económicos de la entrada masiva y descontrolada de refugiados, como sucedió durante la primera guerra del Golfo.

La situación más alarmante y escandalosa es la de Jordania, donde ayer entraron menos de 300 refugiados. La mayoría de los desplazados que lo lograron eran oriundos de Chad y Sudán, trabajadores a bajo precio en Irak, que con un billete de avión y un pasaporte en toda regla fueron conducidos directamente desde la frontera al aeropuerto de El Alia para ser devueltos a sus países. En Jordania no entró ayer ni un solo iraquí, según aseguraban organizaciones humanitarias. La mayoría se encontraba al otro lado de la frontera, aún en territorio de Irak, formando una masa compacta y desamparada, que algunos cifran en unas 13.000 personas. Los datos son difíciles de calcular, porque Ammán ha declarado la frontera este de su país zona militar cerrada y la prensa y observadores humanitarios difícilmente pueden acceder a ella. "Todos los indicadores están en luz roja", anunció un funcionario de la ONU en un encuentro con la prensa extranjera, y vaticinó una catástrofe humanitaria. Aseguran que dentro de pocos días faltará de todo para los refugiados, pero esencialmente dinero para llevar a término programas de asistencia. Antes de empezar, las arcas están vacías.

El Gobierno de Jordania ha adoptado una política de "mano dura" en la frontera, pero también en el interior del país, con los sectores de la población que ayer se lanzaron a la calle para protestar por los bombardeos. La policía reprimió con dureza a un grupo de un millar de abogados cuando se manifestaban en la capital. Asimismo fueron disueltos a la fuerza millares de estudiantes que, convocados por las organizaciones islamistas, efectuaron concentraciones de protestas en la Universidad Central. Numerosas personas resultaron heridas y se practicaron decenas de detenciones. Jordania, con Abdalá II, ha dejado de ser un país de refugio y de apoyo a la causa iraquí, como lo fue durante décadas bajo el reinado de su padre, Hussein.

Ciudadanos sudaneses huidos de Irak, ayer en un improvisado campo de refugiados cercano a la ciudad jordana de Al Ruweishid.
Ciudadanos sudaneses huidos de Irak, ayer en un improvisado campo de refugiados cercano a la ciudad jordana de Al Ruweishid.ASSOCIATED PRESS

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