El cine improvisa la guerra
Joaquín Oristrell dirige a Javier Cámara, Juan Diego, María Botto y Elvira Mínguez en 'Los abajo firmantes', una denuncia del conflicto
El largometraje Los abajo firmantes tiene ya epílogo: la madrugada de ayer cuando aviones estadounidenses comenzaron a bombardear Irak. "Teníamos un atisbo de esperanza de que la guerra no empezase, pero el final de la película es el previsible. La trama trascurre entre el 31 de enero y el 2 de febrero, y hay un salto al 20 de marzo, al momento en el que estalla el conflicto y la vida sigue", explica Joaquín Oristrell. El realizador se ha embarcado en la aventura de dirigir Los abajo firmantes, un proyecto innovador que comenzó a gestarse hace mes y medio y en el que los actores -Javier Cámara, Juan Diego Botto, María Botto y Elvira Mínguez- improvisan. El rodaje en un teatro y un hotel de Madrid comienza el lunes y durará tres semanas y media. Esperan estrenar en septiembre.
"No queremos hacer algo heróico. El arte se espera que le guste a la gente, no a la política", dice Juan Diego Botto.
"La reacción del Gobierno a la gala de los Goya fue tan contundente que no podíamos quedarnos tal cual. Cuando se mezcla política y cultura es porque los artistas intuyen que su libertad está en peligro", continuó Oristrell. "La idea surgió de forma espontánea la semana de la famosa Carta de los ocho, promovida por Aznar, que provocó una escisión dentro de la UE", añadió el cineasta de Novios.
Los cuatro actores y Oristrell se reunieron en la Sala Mirador de Madrid y comenzó a tomar forma. "La historia arranca con un grupo de teatro que va de gira un fin de semana a un pueblo a 300 kilómetros de Madrid. Van a representar Comedia sin título de Federico García Lorca, una obra de teatro incompleta, truncada por la Guerra Civil. Allí la compañía se ve obligada a sustituir al actor protagonista accidentado y llega un actor de la Plataforma Cultura Contra la Guerra que pretende leer un manifiesto durante la representación. Contamos cómo reacciona cada miembro del grupo al manifiesto y cómo se plantean parar la función", continúa el director de Sin vergüenza. "La discusión es ¿dónde está la guerra, en el teatro o en Irak?", se pregunta. "El arte es compromiso, porque, aunque la primera misión del cine es divertir, esta diversión es incompleta si falta el compromiso". Quiere dejar claro que no es un drama, sino una comedia donde la actualidad está muy presente: imágenes de la entrega de los Goya, alusiones a Aznar...
Oristrell plantea una situación a los actores, les cuenta el final y a partir de ello improvisan. "Es complicado y enriquecedor. Notas más responsabilidad desde el inicio porque la idea nace contigo", dice Javier Cámara, que se encuentra ya en Los Ángeles para asistir a los Oscar junto a Pedro Almodóvar. Cámara encarna a Mario Soto, un chico obsesionado ante todo con que la función continúe. "Es arriesgado, pero nos consta que se ha hecho antes. Por ejemplo, por el director Mike Leigh en Secretos y mentiras", señala el actor de Hable con ella. "Me preguntaba, ¿estaré capacitado? Y creo que sí. Hemos estado un mes improvisando seis horas diarias", remarca. Más experiencia tenían los hermanos Botto. "Yo había hecho improvisaciones en el teatro y me preguntaba si eso era posible en el cine. La actualidad se ha impuesto y por eso la estamos haciendo así. La gente estaba ya harta de muchas cosas, ya antes de la guerra, y los movimientos antiglobalización han removido la conciencia pública", señala Juan Diego Botto. El actor encarna a Jorge Ruiz, "el que trae las noticias de fuera y el encargado de llevar el barco a buen puerto, porque si la gira se suspende se quedan 30 personas en la calle". "Yo había improvisado en la sala Mirador, pero nos dábamos tres meses. Y la responsabilidad es mayor porque va a trabajar mucha gente casi sin remuneración", subraya María Botto. Coincide con ella Elvira Mínguez, la estrella de la compañía: "Es un proceso maravilloso. El trabajo se hace normalmente en casa, y si no fueran ellos me hubiera resultado más difícil".
Dicen representarse a sí mismos, no a un colectivo, ni siquiera a la Plataforma Cultura Contra la Guerra de la que Juan Diego Botto es fundador, aunque se sienten muy "orgullosos" de la reacción de su profesión ante el conflicto. La película es producida por la productora de Oristrell, Garbo; el Centro de Nuevos Creadores; la aportación de los actores y parte del sueldo del equipo. "Puede que sea difícil venderlo en televisión, pero lo intentaremos", confía el director de ¿De qué se ríen las mujeres? "Pero no sólo hablamos de la guerra. Es una queja general: de la crisis del cine, de las desavenencias entre el Ministerio de Cultura y los artistas, de las subvenciones a las películas...", enumeró Cámara. "No queremos hacer algo heroico, sino sencillo. Es lo que la mayoría habría hecho. El arte se espera que le guste a la gente, no a la política", dice Juan Diego Botto.
"El título de Los arriba firmantes es idea de Pedro Almodóvar. En el texto leído por él y Fernando León en el teatro Alcazar se leyó mucho 'los arriba firmantes' y Pedro me dijo: 'Tienes que hacer una película que se llame así", cuenta Oristrell.
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