Los 260.000 soldados desplegados en el Golfo esperan la orden de Bush para atacar
Los aviones aliados lanzarán 3.000 bombas y misiles en las primeras 48 horas de guerra
Estados Unidos tiene en la zona esperando la orden de fuego unos 225.000 efectivos, con otros 90.000 en camino, complementados por alrededor de 35.000 soldados británicos, algunos de los cuales, al igual que elementos de operaciones especiales norteamericanos, llevan semanas en el interior de Irak en busca de información logística, conocimiento del terreno y detección de objetivos.
Hace 12 años, en la primera guerra del Golfo, la aviación aliada batió durante 39 días a las fuerzas iraquíes en Irak y Kuwait antes de lanzar la ofensiva terrestre que provocó la desbandada iraquí. En esta ocasión, los aliados tienen previsto desencadenar un infierno desde el aire sobre unos 3.000 objetivos marcados para la destrucción en las primeras 48 horas, dianas a las que va a ir dirigida una nueva generación de proyectiles de alta precisión y multiplicada capacidad destructiva. La esperada eliminación de las defensas antiaéreas, centros de comunicaciones e instalaciones de mando y control dará paso a la ofensiva terrestre. Un analista militar comentaba la semana pasada que la superioridad tecnológica de Estados Unidos multiplica por diez la potencia de fuego aliada con respecto a la existente en 1991 contra un ejército de Sadam que puede considerarse reducido a la tercera parte de lo que era entonces.
Del orden de mil aviones -entre los que dotan los cinco portaaviones desplegados en la zona (tres en el mar Arábigo y dos en el Mediterráneo oriental), los de apoyo más los bombarderos indetectables por el radar lanzados desde bases en Europa, Estados Unidos y la isla británica de Diego García, en el Índico- van a intervenir incesantemente. En tierra, algo más de la mitad de los 225.000 soldados norteamericanos están apiñados en las arenas de Kuwait, desde donde se va a lanzar el grueso de la ofensiva terrestre por el sur. Estas fuerzas están todavía recibiendo material y nuevas unidades. La 101ª División Aerotransportada del Ejército, que fuera vanguardia en el desembarco de Normandía, sólo está desplegada en parte en la misma frontera, aunque ya cuenta con el pleno de sus 72 carros de combate voladores, que son los helicópteros Apache.
La punta de lanza de las fuerzas destacadas en Kuwait son los 50.000 marines a los que se les ha asignado la misión de llegar a Bagdad, a 500 kilómetros de las playas, que son su campo natural. Veteranos del Ejército de Tierra se lamentan en público de que su arma haya pasado a segundo plano en esta campaña por los designios de Donald Rumsfeld, el jefe del Pentágono. Rumsfeld mantiene la tesis de que el despliegue masivo de fuerzas terrestres no siempre es necesario, y gusta de operaciones quirúrgicas efectivas y rápidas. Suya fue la idea de emplear comandos especiales a caballo en Afganistán, que los soldados de cuerpos clásicos miraban con ironía. Los instintos efectistas de Rumsfeld son compensados por el general Tommy Franks, responsable militar de la operación, que gusta de poner sobre el terreno toda la fuerza disponible.
Permiso de Turquía
Estados Unidos contaba con cerrar una tenaza sobre Sadam Husein por el norte, y todavía el domingo, el secretario de Estado, Colin Powell, expresaba en televisión su esperanza de que el nuevo Gobierno de Ankara encuentre el modo de facilitar el camino a los 62.000 soldados que el Pentágono querría lanzar desde Turquía. Lo mínimo que pide Washington es que se le permita utilizar las bases aéreas turcas para operaciones de bombardeo en el norte. A pesar del repudio parlamentario, los norteamericanos han desembarcado tropas en Turquía, en operaciones definidas por Ankara como de reforzamiento previsto de efectivos y por la oposición al despliegue como de ocupación del país.
Barcos norteamericanos van a disparar misiles Tomahawk desde el Mediterráneo contra posiciones iraquíes en el norte y, de mantenerse la negativa turca, el Pentágono enviará desde el sur fuerzas aerotransportadas para crear el frente del norte, para el que también han sido preparados especialmente unos millares de kurdos.
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