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Getafe rinde homenaje al héroe republicano Francisco Gasco

El alcalde Pedro Castro inauguró ayer una estatua en su honor

La inauguración ayer de una estatua dedicada al héroe de la resistencia antifranquista Francisco Gasco sirvió como pretexto para que los getafenses mostrasen su rechazo a la inminente guerra en Irak. O viceversa.

El acto comenzó con la lectura de unos versos de Miguel Hernández: "Tristes guerras, si no es amor la empresa". Los asistentes se rompieron las manos de aplaudir cada vez que alguno de los familiares mencionaba la palabra en boca de todos. Pero el homenaje no se quedó en versos: la estatua de Francisco Gasco, obra del escultor toledano Francisco Aparicio, está desde ayer en la calle de Madrid esquina Juan de la Cierva.

Para sus familiares y las personas que conocieron a Gasco, la escultura es un símbolo de la dignidad humana y del heroísmo. "Ya no hay locos, todos estamos cuerdos", dijo el médico César Navarro recordando el poema de León Felipe, "Gasco era uno de esos locos que luchó por sus ideales". "Quiero decirle a su estatua" añadió Navarro, "que todos sabemos que su espíritu está bajo esa figura para salvar la última trinchera de la dignidad. Y por esa trinchera no pasarán".

La frase de este médico que conoció personalmente al guerrillero no está hueca. Gasco formaba parte del grupo guerrillero de Getafe que se encargaba de la fabricación de bombas.

Tornero

El final de la historia de Gasco comienza el 9 de abril de 1946. Aquel día no acudió a su trabajo como tornero en Construcciones Aeronáuticas de Getafe por problemas físicos. Precisamente esa mañana, la policía político-social franquista efectuó una redada en la fábrica y detuvo a algunos de los trabajadores.

Algunos compañeros fueron a su domicilio para advertirle de que le andaban buscando y para aconsejarle que se diera a la fuga. Gasco respondió: "El destino de mis compañeros es mi propio destino". Al día siguiente regresó al trabajo y fue detenido. Meses más tarde, el 16 de julio de 1946, Gasco era fusilado. Contaba 25 años de edad.

El alcalde de Getafe, el socialista Pedro Castro, rememoró emocionado aquellos hechos: "Ese hombre no está muerto, los que están muertos son los que lo mataron", exclamó. "Con este acto se rinde homenaje a uno de los impulsores de los derechos democráticos que ahora disfrutamos", añadió.

Tras las palabras del alcalde, algunos familiares del guerillerro colocaron una bandera republicana sobre la estatua y se felicitaron por haber conseguido que la localidad de Getafe le homenajeara.

Y, al final, volaron las palomas, sonó el himno del general Riego, se dieron vivas a la República y se pronunció un unánime "No a la guerra".

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