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Reportaje:AMENAZA DE GUERRA | El debate en la ONU

El misterio 'del gatillo oculto'

La alternativa del 'grupo de los seis' planteó una alternativa que nació frenada

Saben que George W. Bush ya ha bajado el dedo pulgar. No se engañan: la guerra, creen, es inminente. Pero después de decir no a la propuesta-ultimátum de Estados Unidos, Reino Unido y España a Irak, los países del grupo de los seis -México, Chile, Pakistán, Guinea, Camerún y Angola- sentían que debían formular una alternativa. Consultaron al jefe de los inspectores, Hans Blix, y elaboraron ayer un papel, que debía presentar Chile. Este grupo de países está en la línea de Francia, pero apoyar, sin más, a los franceses es poner el dedo en el ojo de EE UU. Por ello, propusieron una tercera vía: pocos capítulos de desarme y si Irak no cumple en 30 días se aplicaría el uso de la fuerza. Sin embargo, al consultar con Francia y con EE UU, sólo lograron el rechazo de ambos. París no acepta ninguna deriva automática hacia la guerra y Washington rechaza cualquier propuesta que no plantee esa cláusula.

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Los seis países se reunieron a desayunar el sábado 8, un día después del último debate ministerial del Consejo de Seguridad. Lloraron sus penas. Y expresaron su enfado con los cinco poderosos del Consejo. El presidente de turno del Consejo, el guineano Al-Haji Ahmed Traore Mamady, se entrevistó esa misma tarde con Blix, y recopiló varios capítulos de desarme y plazos.

Pero la operación fue frenada. Tanto el presidente de México, Vicente Fox, como el de Chile, Ricardo Lagos, instruyeron cautela a sus embajadores. A principios de la semana decidían su posición. Bush, así como Jacques Chirac, llamaba por teléfono. Hacia el martes 11, Fox y Lagos anunciaron a Bush que no votarían a favor de su propuesta. Los embajadores de México, Adolfo Aguilar Zínser, y de Chile, Juan Gabriel Valdés, se pusieron en contacto con los otros cuatro del grupo de los seis para preparar un papel.

Adolfo Aguilar Zínser, ex senador y ex ministro, es un hombro de abundante pelo gris. Rostro de perfil antiguo, quizá por las gafas redondas de pasta dura que luce. Fue él quien el pasado miércoles 12 explicó, a puerta cerrada, al embajador británico, Jeremy Greenstock, que lo que de verdad se discutía no era si Sadam Husein iba o no a la tele, sino si se aprueba o no el uso de la fuerza.

Pero el debate sobre el ultimátum con fecha 17 de marzo y el nuevo borrador británico tuvo lugar en el Consejo de Seguridad el jueves hasta avanzada la noche (se cerró a las dos de la mañana del viernes hora peninsular española). Aguilar Zínser iba más preparado que nadie.

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Greenstock defendió las ideas del Reino Unido y habló del compromiso de cada país después de haber aprobado la resolución 1.441, y fue lapidario al explicar el espíritu definitivo e inapelable de la misma. El embajador Negroponte iba, según un diplomático consultado, de espectador.

Aguilar Zínser explicó que había dos opciones: seguir las inspecciones o la guerra. Pero, entonces, entró en la resolución 1.441, la cual, según explicó, devolvía siempre la decisión al Consejo de Seguridad. "Ustedes piensan que Irak ha perdido su última oportunidad; la mayoría pensamos que no. Y todos estamos en el marco de la 1.441", señaló.

El embajador mexicano abandonó el español al leer, en inglés, párrafos de los discursos de Negroponte y Greenstock al aprobarse, el 8 de noviembre de 2002, la citada resolución.

"Embajador Negroponte, usted prometió que no sería un mecanismo automático", dijo Aguilar Zínser. "Le leo lo que dijo, está registrado: 'No hay un gatillo oculto, no habrá un recurso automático al uso de la fuerza'. Eso ha dicho", señaló. El embajador mexicano leyó una frase de Greenstock. Y concluyó: "Yo creo que estamos dentro de la 1.441. Estamos haciendo lo que dice la resolución. La minoría dice que se ha perdido la oportunidad, la mayoría decimos que no, que se deben continuar las inspecciones porque se han conseguido progresos. Ustedes dicen que se acabó, nosotros que no se ha acabado".

Negroponte y Greenstock estaban irritados. Aguilar Zínser había hecho sus deberes. Su estilo era poco diplomático. Directo.

Mientras los países africanos y el embajador de Pakistán dijeron que tenían problemas para votar a favor de Estados Unidos, el embajador Valdés, al igual que Aguilar Zínser, explicó que Chile no apoyaría las iniciativas. Ni la original de EE UU, ni el nuevo borrador británico. Fue un rechazo puro y duro.

Fuentes consultadas dijeron que el embajador español, Inocencio Chencho Arias, habló poco. Se limitó a subrayar que la resolución 1.441 había sido incumplida por Irak. "Nadie", dijo, "sostiene en el Consejo que Irak la está cumpliendo". El embajador de Bulgaria, que apoya a Estados Unidos, intentó, por su parte, elaborar algunos argumentos. "Bulgaria busca siempre razonar y buscar argumentos", dijo la fuente.

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