La búsqueda contínua

Aragonés de 1932, vivió la guerra civil en zona republicana, lo que marcó su vida y su trayectoria profesional. Hermano menor del pintor Antonio Saura, se decantó por la fotografía, especialidad en la que a lo largo de su vida ha realizado una labor singular e intensa. Amigo personal de Luis Buñuel, que le animó a concluir su inacabada Simón del desierto, Carlos Saura fue considerado al principio de su carrera cinematográfica como heredero de su paisano. Pero pronto se despegó de esa posible influencia para realizar una obra tan coherente como variada, en la que es constante su búsqueda de nuevas formas. Saura es en todo momento el director del riesgo.

Tras su paso por la madrileña Escuela de Cine, dirigió Los golfos, Llanto por un bandido y La caza, a la que siguieron, entre las 34 que hasta ahora ha dirigido, Peppermint frappé (1967), El jardín de las delicias (1970), Ana y los lobos (1972), La prima Angélica (1973), Cría cuervos (1975), Elisa, vida mía (1977), Mamá cumple cien años (1979), Deprisa, deprisa (1980) y ¡Ay, Carmela! (1990), por las que obtuvo diversos premios en festivales, convirtiéndose en el director español de mayor prestigio en el mundo. También sus películas han ganado numerosos premios Goya... aunque no siempre con el beneplácito de parte de la crítica española.

Su preocupación por el realismo, la memoria, los traumas provocados por la guerra civil, y la dialéctica entre el sueño y la realidad, le animó desde sus inicios a investigar en el lenguaje cinematográfico, tratando de encontrar nuevas y más complejas formas de expresión, producto de lo cual está en, entre otras, la trilogía musical compuesta por Bodas de sangre (1981), Carmen (1983) y El amor brujo (1985), con las que obtuvo un gran éxito internacional. Sin embargo, ello no le ha permitido aún rodar su preciado proyecto ¡Esa luz!, que ha publicado en forma de novela (2000).