Irak considera que las inspecciones son un éxito y pide el levantamiento de las sanciones
Los responsables del desarme proceden a la eliminación de otros seis misiles Al Samud 2
Sadam Husein pidió ayer el levantamiento de las sanciones internacionales contra su país. Se trata, sin duda, de un giro respecto al objetivo que prevalecía hasta ahora: parar la guerra con la que Estados Unidos amenaza a Irak desde hace seis meses. A diferencia de Colin Powell, el régimen iraquí ha hecho una lectura muy positiva del informe de Hans Blix ante el Consejo de Seguridad y parece querer dar por zanjado el asunto de las inspecciones. No obstante, los responsables del desarme procedieron a la destrucción de otros seis misiles Al Samud.
"Si Irak no tiene armas de destrucción masiva, debe obligarse a Israel a destruir las suyas"
Los inspectores supervisan excavaciones en busca de restos de ántrax
"Una vez que ha quedado demostrado que Irak cumple la legalidad internacional y que no posee armas de destrucción masiva, tiene que levantarse el embargo", reclamaba el comunicado emitido al término de una reunión del Consejo de Mando de la Revolución, presidido por Sadam Husein.
"El mundo ha comprendido por fin cuáles son las verdaderas intenciones de Estados Unidos y sus aliados", proseguía el texto difundido por INA, la agencia oficial de noticias iraquí, que animaba a los miembros del Consejo de Seguridad a "denunciar las mentiras estadounidenses".
El régimen iraquí va incluso más lejos y solicita que la comunidad internacional dispense el mismo trato a Israel. "Si ha quedado demostrado que Irak no tiene armas de destrucción masiva, debe obligarse a Israel a destruir las suyas", pedía la declaración del Consejo.
El diario Babel, medio que es propiedad de Udai Sadam, el hijo mayor del líder iraquí, ya había avanzado en su artículo editorial de ayer el cambio de estrategia. "El informe positivo de Blix no sólo debe evitar la agresión, sino también servir para levantar el embargo", afirmaba el diario.
Varios observadores mostraron su sorpresa por el comunicado oficial que recupera el discurso anterior a la crisis actual, relegado hace unos meses para concentrar el esfuerzo en frenar la guerra. Para esas fuentes, el giro da a entender que Bagdad quiere dar por cerrado el proceso de inspecciones y, en consecuencia, que se le aplique la provisión que contempla el levantamiento de las sanciones económicas que se le impusieron tras la invasión de Kuwait, en agosto de 1990.
Cabe la posibilidad también de que, convencidos de que el ataque estadounidense resulta ya inevitable, los responsables iraquíes hayan lanzado un mensaje para consumo interno. Al subrayar los elementos más contradictorios del debate -el buen comportamiento reconocido por Blix y la continuación del embargo- echan balones fuera y trasladan el malestar de la situación hacia una comunidad internacional a la que achacan un doble rasero.
De momento, sin embargo, el aspecto más visible de la cooperación iraquí, el desmantelamiento del programa misilístico Al Samud, continuó ayer después del descanso del viernes, el día santo musulmán. El director general de Información, Udai al Tai, anunció la destrucción de otros seis cohetes, lo que eleva a 40 el número de unidades destruidas desde que el pasado 1 de marzo se iniciara el proceso. Los inspectores estiman que Irak disponía antes de esa fecha de 120.
Al Tai explicó que el descanso del viernes se había decidido de acuerdo con Unmovic (la Comisión de Desarme de la ONU) en sustitución por la fiesta del Año Nuevo Islámico, el pasado martes, en la que se trabajó con normalidad. "El proceso de destrucción continuará según el calendario acordado entre Irak y los inspectores", añadió el portavoz.
Blix declaró el viernes ante el Consejo de Seguridad que la cooperación de Irak no alcanzaba el 100% de lo requerido por la ONU, pero aplaudió la decisión de Bagdad de desmantelar los Al Samud. "La destrucción emprendida constituye una medida substancial de desarme, en realidad, la primera desde mediados de los años noventa", manifestó el jefe de los inspectores. "No estamos viendo cómo se parten palillos. Se están destruyendo armas letales".
Entretanto, los especialistas de Unmovic proseguían su trabajo. Un equipo mixto, químico y misilístico, visitó la empresa estatal Al Qaqaa, que trabajaba en la fabricación de Al Samud. Un grupo biológico se desplazó de nuevo al descampado de Al Aziziyah para continuar supervisando las excavaciones en busca de restos de bombas R-400, que Irak asegura contenían el ántrax (carbunco) que los inspectores no han podido localizar y que destruyó de forma unilateral en 1991, al concluir la guerra del Golfo.
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